Bastó que su esposa le dijera que se había acabado el mercado y debían ir al supermercado para abastecerse de alimentos, para que Adalberto estallara en rabia y en medio de su descontrol, gritara: "Mujer, ¿es que piensas que fabrico billetes? Estamos finalizando la quincena y –salvo telarañas—no tengo más en mi cuenta de ahorros."
Pocas palabras que produjeron en Martha Lucía un estado de desasosiego, que persistió aún después de mirar la telenovela favorita, un programa de cursilerías y hasta las noticias internacionales. Pasada la medianoche se fue acostar, pero solo hasta la madrugada pudo conciliar el sueño.
Cuando el sol se asomó travieso por entre las hendijas de las cortinas de su habitación, comprobó que su esposo no estaba en cama. Lo buscó en la habitación, tampoco. Aún sin calzarse, se dirigió a la cocina donde se escuchaba movimiento de ollas, y vasos. Era él, preparando el desayuno.
"Perdóname, Martha, pero creo que anoche me enojé y te hice sentir mal. Pero quería decirte que reconozco mi error, y mira—le dijo enseñando el desayuno listo sobre la mesa--, te preparé un rico desayuno, como te gusta". Ella sonrió y lo abrazó.
Mientras tomaban el café, sabroso, entre amargo y dulce, hablaron del incidente y de cómo formaba parte del proceso de reconocer errores e ir creciendo con la mano del Señor Jesucristo. "Es un proceso…", recordó ella, animándole para que siguiera adelante.
Creciendo cada día, pero en Dios
¿Quiénes logran crecer en todas las áreas? Aquellos que han aprendido el secreto de la permanencia en Cristo. El dijo: "
Observe que fue enfático en asegurar que separados de El no podemos hacer nada. Todo se circunscribirá a buenas intenciones y, quien busca dar pasos agigantados en sus propias fuerzas, pronto volverá atrás.
Con frecuencia muchas personas que un día tuvieron comunión con el Señor Jesús, pronto se desconectan. Dejan de orar, no leen la Palabra y pronto, ni siquiera desean tener relación con otros creyentes en el templo. Este alejamiento es progresivo. No se produce inmediatamente. Toma su tiempo.
Al respecto, Jesús advirtió: "
Viva para Cristo, viva a Cristo y ponga su mirada sólo en Cristo. Tenga siempre presente la recomendación que hizo el Señor Jesús a una mujer sorprendida en el acto mismo de adulterio y a quien la multitud quería linchar: "... ni yo te condeno; vete, no peques más" (Juan 8:11).
Sin duda enfrentará dificultades en su proceso de crecimiento cristiano, pero no debe permitir que las circunstancias y todo cuanto nos rodea, le lleven a experimentar estancamiento o un revés espiritual. Pero, antes de despedirme, permítame preguntarle algo: ¿Ya recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador? Si no es así, hágalo ahora mismo. Puedo asegurarle que es la mejor decisión que podemos tomar.