NO TENGAS MIEDO
Soy yo; no temáis.
Cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Y El puso su mano derecha sobre mí, diciendo:
No temas, yo soy el primero y el último, y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo
por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados.
¡Ay de mí! Porque perdido estoy… porque han visto mis ojos al Rey, el SEÑOR de los ejércitos.
Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado
del altar con las tenazas; y con él tocó mi boca, y dijo: He aquí, esto ha tocado tus labios,
y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado.
He disipado como una densa nube tus transgresiones, y como espesa niebla tus pecados.
Vuélvete a mí, porque yo te he redimido.
Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo.
Jn. 6:20 Ap. 1:17,18 Is. 43:25; 6:5-7; 44:22 I Jn. 2:1
A/D