|
De: Perla (Mensaje original) |
Enviado: 22/08/2010 04:33 |
|
La fuerza positiva del gozo
¿Es su vida una aventura emocionante, o se ha convertido en una molestia? ¿Se han desvanecido sus expectativas de alegría, paz y contentamiento por las dificultades? Quizás usted tiene períodos de felicidad cuando todo va bien, pero los problemas regresan inevitablemente trayendo estrés y desánimo. Para el creyente, estas experiencias pueden resultar muy preocupantes porque esto no parece ser la vida abundante que Cristo prometió (Jn 10.10).
La mayoría de nosotros tenemos que reconocer que no conocemos a muchas personas verdaderamente llenas de gozo, pero Dios llama a los creyentes a ser personas jubilosas. En el Antiguo Testamento, el Señor exhorta a los israelitas a regocijarse; incluso instituyó fiestas —algunas de siete días— para alegrarse delante de Él. Eran tiempos de alabanza, danza y cantos a Dios con acciones de gracia por su provisión y salvación. Esta misma actitud se extiende hasta el Nuevo Testamento. En Filipenses 4.4, Pablo da este mandamiento a los creyentes: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”. Obviamente, la voluntad de Dios para nosotros es que seamos un pueblo gozoso. Por tanto, debe ser el modo normal de vida de los cristianos.
Gozo bíblico.
Para entender el estilo de vida que Dios desea para nosotros, tenemos que conocer la diferencia que hay entre felicidad y gozo. Ambos tienen en común alegría, deleite y placer, pero la felicidad tiene una causa externa. Cuando las circunstancias son favorables y placenteras, estamos desde luego felices, pero cuando ellas toman un giro negativo, también lo hace nuestro espíritu. El gozo, por el contrario, tiene una causa interna que no depende de las condiciones externas. Como creyentes, podemos mantener nuestro contentamiento en los tiempos buenos y malos, porque nuestro deleite está en el Señor, no en nuestras fluctuantes circunstancias. Puesto que su fuente es nuestra relación con Cristo, el gozo que describe la Biblia solamente lo conocen los cristianos.
El Espíritu Santo que mora en nuestro interior produce este fruto del Espíritu en todos los creyentes que le permitan controlar y guiar sus vidas (Gá 5.22). Aunque cada creyente tiene acceso al gozo, solamente lo experimentarán quienes están viviendo activamente en obediencia a los preceptos de la Palabra de Dios. Esto no quiere decir que tenemos que ser perfectos, pero si nuestros corazones están rendidos al Señor nos apresuraremos a reconocer nuestro pecado y a arrepentirnos después de una caída.
Gozo contagioso.
El corazón alegre no solo levanta nuestro ánimo; también influye sobre los demás. Una actitud de abatimiento arruina el testimonio del cristiano. Si los incrédulos nos ven ansiosos y quejumbrosos, ¿por qué querrían seguir a nuestro Dios? Por el contrario, una demostración de paz, cuando no hay ninguna razón aparente, es como un imán para un mundo perdido.
Nuestra actitud es también contagiosa para otros creyentes. Podemos animarnos unos a otros con nuestra confianza de que Dios es suficiente, y de que Él estará siempre con nosotros, pase lo que pase. Incluso en medio de la angustia, nuestro profundo y permanente deleite en el Señor puede fortalecernos tanto a nosotros como a los demás.
Dr. Charles F. Stanley
|
|
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 3 de 3
Siguiente
Último
|
|
Perlita
Lindo mensaje!!!!!!!!!!!!!
Giannella
|
|
|
|
De: LUNASOL |
Enviado: 23/08/2010 02:19 |
Gracias Dios mio por todo lo que me das....
te deseo bello inicio de semana, lleno de mucha fe
y gracias por compartir tus bellos temas
besitos y bendiciones
|
|
|
|
|