¿Quién como el Creador de los cielos? No existe ningún otro Dios tan espléndido como el Dios nuestro. Pienso por un momento que el cielo es Su trono y la tierra el estrado de Sus pies… Él es quien con infinita y minuciosa sabiduría creó los cielos, la tierra, las plantas y todo ser viviente, quien pensó en Guatemala y la creó tan formidablemente hermosa, verde, fructífera, fértil, cálida, alegre, diversa, colorida, fragante… ¡Guatemala, feliz...! Cristo, el sumo sacerdote de los bienes venideros, entró una vez y para siempre en el Lugar Santísimo por Su propia sangre—ya no por sangre de machos cabríos ni de becerros—para obtener para ti, Guatemala, la eterna redención. La sangre de Cristo, quien se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios, te limpia para que sirvas al Dios vivo. Tus enemigos espirituales no prevalecerán ante la presencia gloriosa del Cordero de Dios, quien es exaltado en Guatemala. La carga y el yugo de tu cerviz te serán quitados y éste se pudrirá a causa de la unción del Espíritu Santo en esta tierra. Por que ya no somos más esclavos del pecado ni la muerte, pues hemos sido rescatados y libertados del pecado y ahora somos siervos de la Justicia. No serás avergonzada, porque Él es tu escudo y quien levanta tu cabeza. Si el enemigo espiritual amenaza y quiere intimidar a Guatemala, Jehová-nissi, nuestra Bandera se levantará a favor nuestro. Él nos guiará a la batalla y en Él haremos proezas. Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. La bandera de Jehová ondea sobre nuestra hermosa tierra, declarando que este territorio es Suyo y nuestro, porque somos Sus hijos amados y Guatemala es la porción de nuestra herencia. Con valentía nos hemos parado en la brecha, siguiendo las órdenes de Jehová de los ejércitos, quien nos convocó de los cuatro puntos cardinales para interceder a favor de esta hermosa nación. Perseveramos, peleamos la buena batalla y lo que el enemigo había planeado para mal—las cadenas viejas y duras con que habíamos sido esclavizados—se han tornado en instrumento de bendición y prosperidad. La tierra es productiva y ahora sabemos que de Jehová es la batalla. Guatemala, las oraciones de tu pueblo te han colocado en el trono de la misericordia. Dios se apiadó de ti y te dice, “Mía eres tú”. Jesús es el Redentor de Guatemala, en ningún otro hay salvación. Te alabaremos entre los pueblos, Señor; cantaremos de ti entre las naciones. Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, Dios; sobre toda Guatemala sea tu gloria. Nos extendemos hacia la meta, la presea de la Paz. Jehová-shalom, establece tu trono en medio de nosotros para que seamos alabanza y gloria entre las naciones de la tierra que oirán, temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que Tú nos harás. Nunca esquivamos la pelea, pues defendemos nuestra tierra y nuestro hogar; ¿quién sabe si para esta hora hemos llegado al Reino? ¿Cómo habríamos de darle la espalda al propósito de Dios para nuestra vida? El altar, ese lugar donde Tú te haces presente y donde nos encontramos contigo, ¡es la nación de Guatemala! Tu presencia inunda nuestra tierra, lo habíamos cantado durante años como parte de nuestro himno nacional, pero ahora nuestros ojos y oídos espirituales lo entienden; como Jacob, decimos de Guatemala, ¡ciertamente Jehová está en este lugar! Nuestro paladión, el defensor de Guatemala, es el Fuerte y ella está recostada y anclada en la Roca que es Cristo. Las naciones nos mirarán y maravillados dirán que somos bienaventurados, que somos tierra deseable. Del norte y del sur, del este y del oeste verán y no podrán negar la obra redentora que Jehová ha hecho en nosotros. Guatemala, tu nombre será inscrito en el libro de las naciones que serán salvas, pues andarás en la luz de la gloria de Dios. ¡Se cumplirá el dicho de nuestra boca cuando confesamos que tu nombre es inmortal por que estarás para siempre en la presencia del Señor! ¡Qué todos se levanten! ¡Qué nadie se quede atrás! Amén.
Karla Labbé de Noriega
(Is. 10:26; Ro. 6:16 -18; Sal. 3:3; Is. 59:19; Sal. 60:12; 1 Co. 15:57; Sal. 16:5; He. 4:16; Is. 41:9; Sal. 57:9-10; Fil. 3:14; Jer. 33:9; Est. 4:14; Gn. 12:7; 28:16; Pr. 23:11; Mal. 3:12; Ap. 21:24)
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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