El fruto de la fe es el amor
La peor enfermedad que acecha hoy en día al mundo occidental no es la tuberculosis o la lepra; es el hecho de no ser deseado, de que nadie nos ame ni se preocupe por nosotros. Las enfermedades físicas pueden curarse con medicinas, pero el único remedio para la soledad y la desesperación es el amor. Hay muchas personas en el mundo que se mueren por un trozo de pan, pero hay muchas más que se mueren por un poco de amor. Yo siempre digo que el amor empieza en casa: primero la familia y luego nuestro pueblo o ciudad. Es fácil amar a personas que se encuentran lejos, pero no siempre resulta fácil amar a los que viven con nosotros. Jesús dijo: "Amaos los unos a los otros como Yo los he amado" y también dijo "Lo que hagas a mi hermano menor me lo estará haciendo a mi"
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