Enfrentando montañas en la vida
Lectura: Zacarías 4:1-10
En la visión que Dios le dio a Zacarías, el monte es una ilustración de un impedimiento. Pudiéramos preguntarnos qué puede enseñarnos estas extremas visiones hoy. Aunque la imagen es extraña, los principios se repiten a través de toda la Biblia.
Zorobabelo, líder de Judá, y un grupo de 50,000 personas, habían sido libertados por sus captores babilónicos para que regresaran a Jerusalén. Allí, el pueblo de Dioss comenzó a reconstruir los muros del templo, pero fueron atacados por quiénes vivían cerca. Por consiguiente, la gente estaba desanimada.
En el v.6 Dios le recuerda a Zorobabel, por medio de Zacarías, que el avance se logra "no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu". Es decir, cuando Dios nos llama a una tarea, Él mismo asume la responsabilidad de eliminar los impedimentos. Dios pregunta luego: ¿Quién eres tú, oh gran monte? No quedaría sino una llanura después que Él actuara a través de Zorobabel.
No enfrentamos tasreas aparentemente insuperables, con nuestras propias fuerzas. Debemos de confiar en el poder del Espíritu Santo que hay en nosotros,. somos como la lámpara que debía arder continuamente en el templo. En la visión de Zacarías, los olivos a cada lado de la lámpara estaban vertiendo aceite directamente en su cuenco, sin ayuda de los sacerdotes. El Espíritu Santo estaba actuando como los olivos; Él era la promesa de Dios de Su ayuda continua al pueblo.
Nosotros podemos confiar en que el Señor verterá Su Espíritu Santo en nuestras vidas para ayudarnos a enfrentar las "montañas" de obstáculos.
Dr. Charles F. Stanley ~~~~~~~~******~~~~~~~~ Gracias amado Padre celestial, por habernos dado tu Espíritu para que nos guiará a todo conocimiento y verdad, gracias porque a través de Tu Espíritu nos muestras las estrategias del enemigo para que podamos vencerlo y salir victorioso en las circunstancias adversas, porque el Espíritu Santo nos ayuda a permanecer en tus sendas de santidad, buscando en todo tiempo la paz, la unidad y la armonia, odiamos el pecado pero amamos al pecador, perdonamos las ofensas y con su ayuda vencemos el mal con el bien, no tememos que decir, porque confiamos que al abrir nuestra boca el Espíritu Santo pondrá en ella lo que tenemos que decir, nos da sabiduria e inteligencia y nos enseña cuándo habl ry cuándo guardar silencio. gracia Padre, te rogamos que nos mantengas sumergidas en el Río de tu Espíritu. Amén y amén
Perla Ministerio Mujeres en Victoria
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