Consuelo por causa de una tumba vacía
Mateo 28.1-8
Un grupo de mujeres afligidas se dirigía a la tumba del Señor Jesús en la mañana del domingo
después de su muerte. Su Salvador, el Señor de señores y Rey de reyes, había sido azotado
brutalmente y luego crucificado. Los corazones de las mujeres debieron haber estado agobiados
por la decepción y la tristeza. Pero en un instante, el duelo se convirtió en gozo. Un ángel las
saludó con estas palabras de consuelo: "No está aquí, pues ha resucitado, como dijo"
(Mt 28.6).
De repente las cosas desconcertantes que el Señor había dicho tenían sentido. No sólo había
profetizado su propia muerte y resurrección (Mt 16.21), sino que también había explicado su
relación con Dios como una "unidad" (Jn 10.30). La tumba no podía retener al Todopoderoso.
La resurrección puso fin a cualquier duda que los seguidores de Cristo pudieran haber albergado
acerca de quién era él.
Dios cumplió cada una de sus promesas y profecías sobre el Mesías. Por ejemplo, Jesús
murió en la cruz antes de que los soldados decidieran romper las piernas a los crucificados
(éx 12.46; Sal 34.20). Pero abrieron su costado con una lanza para estar seguros de que
había muerto (Is 53.5). En lo que parecía ser el fin, Cristo fue sepultado en la tumba de un
rico (Is 53.9); pero no se quedó en ella.
El Señor Jesús venció la muerte, y ahora está sentado a la diestra del Padre, intercediendo
por cada una de las personas que hemos creído en él. Jesucristo conoce nuestros nombres,
nuestras circunstancias y lo que necesitamos y deseamos. El consuelo de la tumba vacía es
que nuestro Salvador vive y vela por nosotros, como él mismo lo dijo (He 7.25; 12.2).
Dr. charles F. Stanley
Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan
a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. He 7:25
Las ministracioanes sacerdotales de Jesús son infinitas e invariables,
permitiéndole ofrecer una salvación a la que nada falta.
Comprende que ningún logro personal gana una posición espiritual. No temas
perder todo en tu intento de conocer a Cristo. Haz del "conocer" a Cristo el
objetivo supremo de tu vida. Conoce que esta básqueda siempre implica sacrificios.
En Su amor y mi amor