Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina Prv 12.18
El escritor de Proverbios describe al necio como alguien "cuyas palabras son como golpe de espada" (12.18). Si nos referimos a la variedad de formas en que nos herimos y nos destruimos unos a otros, nuestra lengua puede asemejarse a una navaja suiza, con herramientas de múltiples filos. Las actitudes perjudiciales, como el enojo, la irritación, la frustración y la impaciencia, e incluso la decepción, el estrés, la culpa y la inseguridad, fomentan el lenguaje pernicioso. Y cuando somos cortantes con nuestras palabras, herimos y dañamos a amigos y conocidos. Con razón, la lista infame de las siete cosas que aborrece el Señor incluye a todo aquel que siembra discordia entre hermanos (Proverbios 6:16-19). ¿Cómo permanecemos fuera de esta lista? Para empezar, debemos cuidarnos de lo que decimos. La murmuración y la calumnia no corresponden, y las palabras que lastiman en vez de sanar son desagradables. También deben desaparecer la jactancia, la mentira y toda las otras formas que usamos palabras para dañar o dividir. En cambio, nuestras expresiones y relaciones deberían estar gobernadas por términos que transmitan amor y el poder sanador del perdón, la misericordia y la verdad. Después de todo, ¿dónde estaríamos si Jesús no nos hubiese expresado palabras de amor y de gracia perdonadoras?
Así que, guarda la "navaja" y usa tus palabras para ayudar y para sanar.
Joseph M. Stowel
Amado Padre, en el nombre de Tu Hijo Jesucristo te rogamos que pongas guarda en nuestros labios, pon una brasa ardiente en nuestra boca, si la abrimos mi Dios que sea para dar vida al oyente, para edificar, para construir pero no permitas, oh Dios de nuestra salvación, que cuando la abramos fluyan llamas que hagan arder bosques, pon gracia y satura nuestras palabras con tu precioso amor para poder testificar con nuestras palabras que somos hermanos de Jesucristo e hijos Tuyos. y poder alcanzar más almas para el enriquecimiento de Tu Reino. Amén