El misterio de la Encarnación
En su carta a los cristianos de Filipos, el apóstol Pablo escribió un comentario fascinante
en cuanto a la Navidad, que a menudo no captamos. Sin embargo, este pasaje nos dice más
sobre el verdadero significado de la Navidad que muchos versículos más comúnmente asociados
con la ocasión. Al hablar sobre la humildad, Pablo instó así a los creyentes: “Haya, pues, en
vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Fil 2.5-7). Cuando Pablo se refiere a la
encarnación de Cristo como un ser humano en esta tierra, prologa la idea recordándonos que
Él existió antes eternamente como Dios, no como hombre.
La palabra “encarnación” viene de la palabra griega keno (de donde obtenemos el término
teológico Kenosis), que quiere decir “despojamiento”. Se refiere a alguien de una gran posición
que se rebaja a sí mismo, dejando voluntariamente su elevado rango para convertirse en nada, en
comparación con su dignidad anterior. Es como si el Presidente de una nación rica, dejara
atrás toda su autoridad, rango, poder y guardaespaldas, para trasladarse a un país pobre como
un indigente. Al elegir subsistir casi al borde de la inanición, y someterse a los peligros de las
bandas de ladrones y asesinos, se habría “despojado” a sí mismo.
Ese es un ejemplo sencillo para referirse a la transformación que ocurre cuando alguien se vacía
a sí mismo, pero no se acerca ni remotamente a lo que Pablo está explicando. Cuando él se
refiere a Jesús diciendo: “siendo en forma de Dios”, usa la palabra griega morphe. Significa
que lo que uno es por fuera, se corresponde perfectamente con lo que uno es en realidad. Se es
en esencia lo que se es en apariencia. Si vemos una cebra en un zoológico, miramos la morphe de
la cebra; lo que ella parece ser, es lo que realmente es. Mientras que, si alguien se disfraza de cebra,
por muy convincente que sea el traje, lo que vemos es la apariencia de una cebra, no su morphe.
Jesús no se parecía a Dios; Él siempre fue Dios. Como nos dice Pablo, antes de ese día maravilloso
cuando todo cambió, Jesús era Dios en todo sentido, y eternamente.
Sin embargo, vemos que en el v. 8 de este pasaje, Pablo usa una palabra totalmente diferente,
schema, que se refiere al aspecto externo que puede ser en realidad temporal o efímero, en el que
la apariencia no guarda relación de manera perfecta con la realidad. El niño Mesías era un Ser
de otra clase y lugar, que tomó una nueva naturaleza —la humana—, pero sin cambiar quién
era Él innata y eternamente. Jesús, Dios desde toda la eternidad, a quien adoran los ángeles, que
habitaba en la luz inaccesible, y a quien ningún hombre había visto jamás realmente (1 Ti 6.16),
dejó atrás su estado infinitamente glorioso a propósito, y se humilló a sí mismo.
Y de eso se trata, en realidad, la Navidad. ¿Qué significa que Dios se hizo hombre, que
creó todas las cosas con su poder, y en quien toda la creación refleja su gloria personal,
se despojó a sí mismo?
por Dan Schaeffer