Cuando usted se encuentra ante una situación
muy difícil la cual escapa a su
conocimiento, control y fuerza, ¿se ve
tentado a darse por vencido y aceptar la
derrota? No lo haga. En vez de eso, exclame
"¡gloria!", porque la Palabra dice que el
poder de Dios está perfeccionándose en
usted.
La palabra que se traduce "fortaleza" en
este pasaje es dinamis, y significa "el
poder de Dios que obra milagros". Tenga esto
presente, porque cuando su fortaleza humana
llega a su fin, Dios ha prometido que su
poder milagroso le sacará adelante.
En Hechos 14 podrá ver esa promesa en
acción. El apóstol Pablo fue apedreado por
un grupo de judíos, quienes luego lo
pusieron fuera de la ciudad y lo dejaron ahí
dándolo por muerto. La fortaleza humana de
Pablo había llegado a su fin y no podía
hacer nada en lo absoluto.
Pero los discípulos vinieron, lo rodearon y
oraron por él, y el Señor lo levantó; y
Pablo pudo seguir adelante. En otras
palabras, cuando Pablo no le quedaba ninguna
fuerza humana para poder hacer algo, el
poder de Dios que obra milagros fue
suficiente para él y lo hizo vencedor en esa
situación.
Entonces, si hoy está haciendo frente a
alguna adversidad, si está enfermo y la
medicina de nada ha servido, si tiene
problemas económicos, si su hogar está
desintegrándose, si algún vicio le tiene
esclavizado y no puede librarse de él, y
usted ha llegado al fin de sus fuerzas sin
poder lograr nada, entonces ¡regocíjese!
Porque cuando las fuerzas humanas llegan a
su fin, el poder de Dios se manifestará.
Crea, solamente, y la gracia de Dios le
bastará.
Scripture Reading:
Hechos 14:1-22