Dios está totalmente contra el afán;
Jesús enseñó que no debemos afanarnos; el
apóstol Pablo también predicó contra el
afán. En toda la Biblia se enseña contra el
afán porque este ha sido concebido por
Satanás para producir tensión, agotamiento y
muerte.
Sin
embargo, muchos de nosotros lo tomamos como
si fuera una alternativa o como si fuéramos
libres para afanarnos cuando queramos. Pero
no es así, porque afanarse es pecado. Es una
de las cosas que la Palabra de Dios nos dice
que no hagamos.
¿Qué se
supone que debe hacer cuando está afanado
por sus cargas? En 1 Pedro 5:7, Dios dice
que debemos echarlas todas sobre Él. No el
75 por ciento, sino todas. Cada mañana su
confesión debe ser: "No tengo afanes en este
mundo porque los he echado todos sobre mi
Señor".
Permítame citar un ejemplo. Digamos que
usted está a 10 metros de mí y yo le tiro
las llaves de mi automóvil. Si luego alguien
viniera y me dijera: "Hermano Copeland,
podría prestarme su automóvil". Yo le diría:
"No puedo hacerlo; le tiré las llaves a él;
ya no las tengo".
Eso es
lo que necesita hacer con sus afanes.
Necesita tirárselos al Señor y olvidarse de
ellos. Si Satanás pone algún afán en su
mente, diciendo: "¿Y si algo terrible
pudiera suceder?" Usted podrá decirle que
hable con Dios al respecto, porque el asunto
está en las manos de Él, no en las suyas.
Una vez
que haga eso, empezarán a ocurrir cambios en
su vida. Los problemas que lo han estado
irritando por años empezarán a solucionarse.
Ya no estará atando las manos de Dios con
sus afanes. El poder del Señor empezará a
operar porque usted ha echado por la fe sus
afanes sobre Él.
Recuerde que Dios no le quitará sus afanes;
usted tiene que dárselos. Luego,
reemplácelos con la Palabra de Dios. Usted
es quien debe dominar sus pensamientos; y
podrá hacerlo porque el que es Mayor que
todos mora en usted; Él le sacará adelante.
Entréguele a Él todo y nunca más tendrá que
afanarse.
Scripture Reading: Salmos 55