Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Mateo 16.16
¿Quién es Jesús? Si observamos las maneraqs en que se le representa hoy en día, es casi imposible reconocerlo como el Jesús de la Biblia. Algunos grupos agregan a lo que la Biblia dice sobre Él, mientras otros lo reducen a simple humanidad, afirmando que Jesús era solamente un maestro sabio o moralista. Hay quienes quisieran hacerlo desaparecer totalmente. Pero eso no es nada nuevo. Ha estado sucediendo durante casi 2,000 años
Esto me recuerda a Thomas Jefferson, quien escribió la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Jefferson fue a los Evangelios del Nuevo Testamento con tijeras y cortó todas las rfeferencias a la deidad de Jesús y lo sobrenatural. Esto se conoce como "La Biblia de Jeffrerson". Incluso hace poco, la gente ha aborado los Evangelios de forma similar.
Cuando Jesús preguntó a sus 12 discípulos lo que la gente decía respecto a quién era Él, algunos respondieron que Elías, Jeremías y Juan el Bautista. Pero esas respuestas eran inade4cuadas. Pedro estaba en lo correcto cuando dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." (Mateo 16.16)
No te dejes engañar por descripciones confusas, aguadas y falsas de Jesús que leas, veas o escuches. Aférrate a la Biblia. Cuando la gente trate de subestimar Su identidad diles sin usar términos inciertos quien es el verdadero JESUS
Dave Egner
Amamdo hermano (a): Procura don diligencia presentarte a Dios aprobado como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15 El buen obrero debe ser cuidadoso y claro en su exposición de la Palabra de Dios, manteniéndose en su camino y facilitándoles así a los demás seguirle -usa bien- la Palabra de Dios es discernir correctamente su verdad y captar su sentido. Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuetano, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (He 4.12). Dios ponga en tu boca Sus palabras cuando la abras,