Toda la región había sido afectada por la sequía debido a la adoración a Baal por parte de Israel,
liderada por el perverso rey Acab y la reina Jezabel (16.31,32). A pesar de la advertencia de Dios
(17.1) ell9os se negaron a arrepentirse, y la lluvia ceso por completo.
La comida escaseaba y Elías dependía totalmente del Señor para sus necesidades más básicas.
Cuando Dios le ordenó que fuera a Sarepta a ver a la viuda, debío haber pensado que era sólo
para su propio provecho, pero el Señor tenía una razón diferente.
Sarepta, una ciudad de Sidón al norte de Israel, era gobernada por Acab; sus habitantes no
eran hebreos, sino extranjeros. La viuda había escuchado hablar del Dios Israel, pero no le
conocía personalmente. Su idea equivocada de Él, probablemente formada por su concepto
de Baal, tenía que ser extirpada para que pudiera ver claramente al Dios verdadero que la
amaba, y que quería que aprendiera a tener fe en Él.
El Señor empezó a aumentar la fe de la mujer durante su primer encuentro con Elías.
Cuando llegó a la ciudad, el profeta la vio recogiendo leña, y le pidió un vaso de agua.
Ella dio su primer paso de fe, al hacer lo que le solicitó el extraño. Pero mientras le
conseguía el agua, Elías le p;idió algo un poco más difícil: un pedazo de pan.
La viuda le dijo que no tenía pan, sino "un puñado de harina tengo en la tinaja , y un poco
de aceite en la vasija" (v.12). Estaba recogiendo un poco de leña para poder cocinar una
última comida para ella y su hijo antes de que murieran.
Al pedirle que realizara actos de obediencia cada vez más difíciles, Dios estaba haciendo
que su fe en Él creciera poco a poco. darle un vaso de agua a Elías requería sólo un
poco de esfuerzo y generosidad, pero compartir con él algo de su comida sería sacrificio.
Elías le dijo que no temiera, sino que hiciera primero un poco de pan para él, y luego para ella
y su hijo. Después le dio un mensaje directamente del Señor:
"La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta
el día que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra" (v.14).
por Deborah Bate
~~Continua~~
Señor ayúdanos en el nombre de Cristo Jesús a ser como
la viuda de Sarepta que entregó el último bocado que le quedaba,
ello tuvo discernimiento y comprendió que tu le darías la provisión
y que ésta no se agotaría. Así como ella se sobrepuso al temor, repondiendo
con fe y Tú cumpliste tu promesa. Que así mismo seamos valientes y esforzadas
y si es lo úl;timo que nos queda, que lo ofrendemos con fe, gozo y amor.
Señor ayudanos a ser mujeres de fe
que no nos dejemos llevar por la vista, sino sólo por tus promesas. Amén