¿Y si Dios supiera que la oración es la necesidad más básica e importante? ¿Y qué sucedería si el objetivo principal del concepto deDios sobre la oración fuera suplir nuestra inmensa e infinita necedsidad: La necesidad de É mismo? La comunión con Dios es lo que precisa nuestra alma, más allá de toda otra cosa, La oración es el comienzo de esa comunión, de hablar con Dios, de volvernos uno con Él, lo cual constituye el único fin de toda plegaria y, sin dudas, de la existencia misma.
Dios nos quire para Él; desea tener comunión con nosotros. Su propósito con la oración no es hacer que nos sentemos a pedirle cosas, sino que lo conozcamos. Y orar es Su método para lograrlo. Pero, a veces, cuando oramos, nos concentramos en los beneficios de la mano del Señor e ignoramos la mano en sí. Suplicamos con fervor por otro trabajo o para recuerar la salud. Más tarde, cuando obtenemos el premio, nos alegramos y, después, casi perdemos todo contacto con Él. Su provisión solo sirve para que paguemos el alguiler, nos sanemos de una enfermedad o superemos la crisis. Cuando se suplió la necesidad. Su mano ya nos importa poco.
A pesar de que, por Su gracia, Dios da buena dádivas a Sus hijos, Él nos ofrece más. Se pone a sí mismo a nuestro alcance. Aquellos que simplemente se satgisfacen con baratijas de la mano del Padre se pierden la mejor recompensa de la oración; comunicarse y tener comunión con el Creador de universo. El Todopoderoso se dio a conocer a través de Su Hijo Jesucristo, que murió en la cruz y resucitó para pagar el castigo por nuestros pecados. Si no conoces a Cristo como tu Salvador persona, acude a Él en oración —quizás por primera vez—, confiesa tu pecado yr ecibe el perdon que necesitas. Juan 3.16 dice: Poroque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.
Cuando aceptes la salvación que Jesús ofrece, comenzarás esa comunicación fundamental con Dios, tan esencial para tu bienestar espiritual como lo es la respiración para la vida física.
Anne Cetas ¿Ha aceptado a Jesús?
¿Ha aceptado usted a Jesús como su Salvador personal? Entonces haga esta oración:
"Señor, reconozco que soy un (a) pecador (a). Creo que Tu Hijo Jesucristo murió en la Cruz por mis pecados para salvarme. Me arrepiento de todos mis pecados y te pido que me hagas una persona nueva a partir de este momento. Te entrego hoy mi vida. Amén"
Padre te ruego que la persona que ha hecho esta oración la bendigas inmensamente, que sean llenos de la presencia de Tu Santo Espíritu y encuentren una iglesia donde prediquen la Palabra no adulterada, y que puedan llegar a conocerte de tal forma que sean un instrumento útil en tus manos. En el Nombre de Cristo Jesús, Amén
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