«La Escritura tiene muchos ejemplos del valor que poseía David. Siendo joven, por ejemplo, mientras otros temblaban, David estaba listo y ansioso por enfrentarse a Goliat. David es ejemplo de alguien a quien Dios eligió, cuyas pasiones por Dios le sostuvieron durante casi toda su vida.
Sin embargo, David también nos da un ejemplo de lo que puede suceder incluso a la gente buena cuando nos rendimos a un espíritu pasivo. Y es que hubo una ocasión cuando David no persiguió a sus enemigos, y las consecuencias fueron graves. Sucedió porque él permitió que un espíritu pasivo dominara su voluntad.
"En la primavera,cuando los reyes suelen salir a la guerra, David envió a Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al ejército amonita y sitiaron la ciudad de Rabá. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén ." (2 S. 11:1 - NTV)
Durante un tiempo de guerra, el rey permitió que un espíritu pasivo entrara a su alma. Poco después encontramos a este gran rey guerrero casi indefenso ante un continuo ataque espiritual.
"Una tarde, después del descanso de mediodía, David se levantó de la cama y subió a caminar por la azotea del palacio. Mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer de belleza singular que estaba bañándose." (2 S. 11:2 - NTV)
La mujer era Betsabé, esposa de Urías. Desde el momento en que David aceptó la influencia del espíritu pasivo, su resistencia se debilitó. Se dio una parálisis de conciencia. La Escritura dice que "después del desanso del medio día, David se levantó de la cama". Tal vez era la costumbre descansar en la tarde, pero me parece inconsistente que David tomara una siesta mientras sus hombres peleaban. Es posible que esta siesta no fuera en respuesa a una necesidad física, sino una expresión de la modorra que había capturado su alma. [...]
Esta pesadez de alma de David era en realidad parte de un ataque espiritual mayor y sincronizado. La otra parte de la batalla fue ese deseo silencioso e interno que motivó a Betsabé a bañarse en un lugar en donde David pudiera verla. Finalmente, David, incapaz de resistir y desafiando sus cualidades nobles, "envió mensajeros para que la trajeran y cuando llegó al palacio, se acostó con ella". (2 S. 11:4 - NTV)
Estimado amigo, recuerde: Esta terrible falla moral no fue motivada por la lujuria de David o una descarada rebelión a Dios. ¡Un espíritu pasivo condujo a David a este pecado! El problema simplemente fue que, en el tiempo en el que los reyes salían a la guerra, David se quedó en casa.
Nosotros mismos estamos en tiempo de guerra. El Espíritu de Dios nos llama a pelear por nuestra alma, así como por nuestra familia, ciudad, nación. Ciertamente, la Palabra de Dios revela que "El Señor marchará como un héroe poderoso; saldrá como guerrero lleno de furia. Lanzará su grito de batalla y aplastará a todos sus enemigos." (Is. 42:13 - NTV)
¿Tiene usted una guerra santa dentro? ¿Lleva en su espíritu un grito de batalla? Si usted ha nacido de nuevo, lleva ese grito dentro, aunque esté silenciado por causa del letargo.
Nunca tendremos éxito como vencedores si no llevamos en nuestro espíritu el grito de batalla de Dios. Debemos dejar de resistirnos al llamado a la oración; debemos abrazar la realidad de la guerra espiritual, y debemos pelear con las armas de guerra que Dios nos ha dado, tanto para nuestro propio progreso, como a favor de nuestros seres queridos.
Así pues, en el momento en que usted rinde su voluntad a un espíritu pasivo, deberá anticipar que pronto vendrá una tentación que corresponda a su debilidad. [...] Cualquiera que sea el área de debilidad en su vida, Satanás buscará explotar esa área. Recuerde, no es probable que la primera línea de ataque del enemigo sea obvia, notoria. Primero buscará desarmarlo con un espíritu pasivo. Si el enemigo tiene éxito en el asalto, usted descubrirá que está enredado en algo que puede ser devastador para usted y sus seres queridos [y su nación.]
[...] ¿Qué busca este espíritu? Busca corromper a aquellos que intentan enderezar sus caminos. No piense que esa corrupción no puede sucederle a usted, si llegara a tornarse espiritualmente tibio. [...] No nos volvamos pasivos en el tiempo de guerra. Más bien, peleemos por nuestra nación, nuestra ciudad, nuestra familia y, especialmente, por nuestra alma.
Es hora que los reyes vayan a la guerra.»
El mensaje anterior fue adaptado de un capítulo del libro de Francis Frangipane titulado This Day We Fight publicado por Chosen Books
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas