Thomas Merton. El Hombre Nuevo.
"...Jesús prédica nuestra libertad del poder absoluto de las leyes. Todas las leyes están para el hombre y no al revés. Lo que corresponde realmente a nuestro ser, ésa es la norma máxima. Vivir según nuestro ser nos hará bien, porque somos libres. Y en este sentimiento por lo esencial, podemos violar también un mandamiento. San Agustín lo expresó en su famosa frase: 'Ama y haz lo que quieras.' El amor responde a nuestro ser. Si amamos, actuaremos según nuestro ser y haremos desde dentro hacia fuera lo correcto: no necesitamos aferrarnos temerosos a los mandamientos. Entonces, somos verdaderamente libres.
Jesús no solamente ha predicado la libertad frente a la ley y frente a las expectativas de los hombres, sino que también la vivió. Cuando, en sábado, estaba en la sinagoga curando al hombre de la mano paralizada, no permitió que las miradas hostiles de los fariseos lo condicionaran, sino que siguió su propio impulso. Miró a cada uno de sus enemigos lleno de ira y de aflicción. Se distanció de sus expectativas sin romper el vínculo con ellos."
Anselm Grün. Ama y haz lo que quieras. Con El corazón y Todos Los Sentidos.
"Era el hombre más libre del mundo. Ninguna atadura lo vinculaba a nada. Nada podía perder porque nada tenía. ¿A qué temer? ¿Por qué turbarse?¿Acaso no es la turbación un ejército de combate para la defensa de las propiedades amenazadas? Al que nada tiene y nada quiere tener, ¿qué le puede turbar? El hermano no tenía ropa, comida, techo. No tenía padre, madre, hermanos. No tenía prestigio, estima ciudadana, amigos, vecindario. Y ahí, en la tierra despojada y desnuda nace y crece, alto, el árbol florido de la libertad.
El Pobre de Asís (San Francisco de Asís), por no tener nada, ni tenía proyectos o ideas claras sobre su futuro, ni siquiera ideales. Aquí está la grandeza y el drama del profeta. Es un pobre hombre lanzado por una fuerza superior a un camino que nadie ha recorrido todavía, sin tener seguridad de éxito final y sin saber qué riesgos le esperan en la próxima encrucijada.
Por no saber nada, ni siquiera sabe de qué manera ser fiel a Dios al día siguiente.
Le basta con ser fiel minuto a minuto. Abrir un camino, paso a paso, golpe a golpe, sin saber cuál será el paso siguiente a dar, acostarse hoy bajo las estrellas con la amapola de fidelidad en la mano sin saber cuál amapola cortará mañana, abrir los ojos cada mañana y ponerse solitariamente en camino para seguir abriendo la ruta desconocida...
Cuando fallan todas la seguridades, cuando todos los apoyos humanos se fueron al suelo y se volaron los atavíos y las vestiduras, el hombre, desnudo y libre, casi sin querer, se encuentra en las manos de Dios.
...Al tener a Dios lo tuvo todo, pero para tener a Dios tuvo que despojarse de todo."
Ignacio Larrañaga. Desnudez, Libertad, Alegría. El Pobre de Asís
|