Perdonar conduce a la paz
"...Los santos modernos son personas comunes y corrientes que usaron las heridas como dones; heridas que hubieran dañado psicológicamente a los que no perdonan una ofensa y no la viven como don. Perdonar hasta el grado de quedar agradecidos por la posible madurez que surja de la herida, no es una perogrullada mágica e indolora, que trae salud psíquica y espiritual. Otro santo moderno fue Martin Luther King quien no encontró que los perros de la policía mordieran menos, o que las puertas de la cárcel se abrieran de repente, cuando pudo perdonar a la policía de Birmingham.
Perdonar hasta el grado de agradecer la madurez no es una forma de manipular a Dios y obtener cosas a nuestra manera, sino una forma de traer la curación a Su tiempo y a Su modo. Dios no promete eliminar nuestros problemas, pero sí nos promete la ayuda para enfrentarlos y para madurar a partir de ellos, hasta que podamos decir la oración serena: 'Dios, otórgame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar aquellos cosas que sí puedo, y la sabiduría para conocer la diferencia'".
Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida.
d"...Un verdadero paso de valor y voluntad. Tenemos que perdonar a quienes nos hicieron daño. La razón es sencilla: la amargura y la falta de perdón se asientan en lo profundo de nuestros corazones; son cadenas que nos mantienen cautivas a las heridas y los mensajes de esas heridas. Hasta que perdonas, sigues siendo su prisionera. Pablo nos advierte que la falta de perdón y la amargura pueden hundir nuestras vidas y las vidas de los demás (Efesios 4:31-32; Hebreos 12:15). Tenemos que deshacernos de todo.
o...De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Colosenses 3:13
Ahora bien, escucha cuidadosamente. El perdón es una decisión. No es un sentimiento. No trates de sentir el deseo de perdonar. Es un acto de la voluntad. 'No esperes para perdonar hasta que sientas el deseo de perdonar', escribió Neil Anderson. 'Nunca va a pasar. Los sentimientos se toman el tiempo de sanar después que se ha tomado la decisión de perdonar'. Le permitimos a Dios que saque a relucir el dolor de nuestro pasado, pues 'si tu perdón no visita el centro emocional de tu vida, estará incompleto'.
Admitamos que duele, que importa y que escogemos extender perdón a nuestro padre, a nuestra madre, a aquellos que nos lastimaron. Con esto no estamos diciendo: 'Realmente no era importante'. No estamos diciendo: 'Después de todo, tal vez merecía algo de lo que me pasó'. El perdón dice: 'Estuvo mal. Muy mal. Sí importó y me lastimó profundamente. Y te libero. Te entrego a Dios'.
Jhon & Stasi Eldredge. Cautivante.
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