LUCERO
Isaías 14.12.14
Satanás era un ángel. Se llenó de arrogancia y pronunció cinco declaraciones contra Dios, quien le dio cinco respuestas.
Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. v.13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; v.14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
Satanás fue un ángel llamado Lucero o Lucífer, que enamorado de su propia belleza, cayó en orgullo y en una sobrestimación de sí mismo. Su rebelión se manifesta en cinco acciones dirigidas contra Dios (vv.13-14).
En cinco frases declara que tomará el lugar del Altísimo. Pero los vv. 15-20 revelan que a Dios pertenece la última palabra, al responder el Altísimo de la siguiente forma:
"Satanás tú
1) serás echado al infierno;
2) te contemplarán (es decir, harán un espectáculo contigo)
3) hablarán de ti (es decir, se mofarán y te maldecirán)
4) serás echado de tu sepulcro como cadáver y
5) estarás solo".
La "última palabra" de Dios sobre Satanás aún es aplicable a cualquier reto que intente contra el pueblo de Dios.
La caída de Satanás se debió a dos cosas: el orgullo que lo condujo a querer suplantar el reino de Dios por el suyo, y la autosuficiencia que lo hizo intentar independizarse del Altísimo.
Amados hermanos:
Cuídemos de la ambición egoísta que se coloca por encima de Dios, y del orgullo que se apropia de Su gloria. Comprendamos que éstos son rasgos característicos de la rebelión de Satanás que lo transformaron en enemigo de Dios.
La humildad es esencial para actuar a semejanza de Cristo. La humildad y la mansedumbre son cualidades engendradas por el Espíritu en el creyente maduro. Sus opuestos, el orgullo y la arrogancia, tienen un origen diabólico. La humildad rehúsa promover sus propios intereses, en tanto procura servir a los demás.
Señor ayúdanos a ser mansos y humildes y que no olvidemos que Tú eres un Dios celoso, y no compartes tu gloria con nadie.
En el amor de Cristo Jesús,
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