¿En qué cifra sus esperanzas?
James Deam vivió deprisa, murió joven y nunca llegó al mañana. ¿De qué sirvieron sus posesiones materiales, su fama y un futuro prometedor? Absolutamente de nada. La soledad y una incesante búsqueda de paz, le llevaron a lo que menos imaginó: la muerte.
Igual su vida. Tal vez lo tiene todo, pero no tiene sosiego. Su mañana es incierto. Es más, si falleciera ahora mismo, no sabe a dónde iría a parar su alma.
El Señor Jesús advirtió a propósito: "... Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras" (Mateo 16:25-27).
Sus metas en la vida deben ser diferentes. El primer lugar debe ocuparlo Dios; el segundo, su familia y, el tercero, el trabajo y las demás ocupaciones. Revise sus prioridades. No descuide lo más importante, lo que de verdad cuenta: Su alma y el vivir plenamente...
Sepa que el día para tomar la decisión de recibir a Jesucristo es hoy. Es el principio de una nueva vida…