¿Cuál será nuestro destino eterno?
La historia además de curiosa, debe llevarnos a dos reflexiones. La primera, a valorar los seres amados ahora, no cuando parten al más allá. Expresarles nuestro aprecio cuando lo pueden sentir, no cuando están en un féretro. Las frases afectuosas, la mano amiga, el apoyo oportuno y las flores, son valiosas hoy, no mañana.
La segunda meditación es en el destino nuestro y el de los seres amados. "Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él" (1 Tesalonicenses 4:13, 14).