Una larga historia de persecución
El martirio y persecuciones a los cristianos no es nada nuevo. Siempre han existido. Su momento cumbre ocurrió en el año 64, después de Cristo. A los creyentes se les arrojaba a los leones o quizá, se les inflingían cortadas profundas para provocar que sangraran hasta morir. Fue una época muy dura. Sin embargo, aquellos pioneros del cristianismo no renunciaron a sus convicciones de fe.
Una noche especialmente cruel, tuvo lugar ese mismo año. Dos mil hombres y mujeres, fieles a Jesucristo, fueron atados a maderos, cubiertos con sedas untadas de brea y, posteriormente quemados. La trágica escena se vivió en los predios de lo que hoy se conoce como Ciudad del Vaticano.
En los tiempos modernos, igual. Es más, quizá sin ir muy lejos en su hogar o en su lugar de trabajo es víctima del hostigamiento. Es hora de permanecer firmes. Hasta último momento. La fe por encima de las circunstancias. Asidos de una promesa del Señor Jesús: "El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mateo 10:21, 22).
Adelante. Firme. Asido de la mano del Señor Jesús. El verdadero cristiano no se conoce en los momentos buenos, sino cuando llegan las crisis. Allí se mide su firmeza y grado de fe. ¡Usted no puede rendirse! Siga testimoniando su fidelidad como cristiano, por encima de las circunstancias...
Por favor, no deje que pase este día sin que tome la mejor decisión de su vida: recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador. Es la mejor decisión que pueda tomar...