Y sacóme a anchura, libróme porque se agradó de mí
Busquemos estga "anchura", ¿Qué otra cosa puede ser sino el mismo Dios, aquella existencia infinita en quien todas las demás personas y demás corrientes de la vida terminan? Verdaderamente, Dios es un lugar grandioso. David fue traído al mismo por medio de la humillación, la nada y el abatimiento. —Madame Guyón
Os tomé sobre alas de águila y os he traído a mí. —Éxodo 19:4
No atreviéndome a lanzar mi barca sobre la marea de un completo sometimiento, pregunté al Señor que a dónde conducirían Sus aguas a mi barquita. "Aguas perturbadas? Me dio miedo. "A Mí".. Él respondió
Me paré con el alma abatida llorando junto a una tumba abierta y pregunté a Dios ¿A dónde conduce esta senda de aflición que estoy pisando? "A Mí," me dijo.
Amaba demasiado el trabajar con ahinco por ganar almas, hasta que vinieron las desiusiones y yo no podía comprender la razón de ello hasta que Él dijo: "Yo soy tu todo, ven a Mí"
Observé aquellos héroes a quienes amaba y ví que fracasaron por no poder soportar la prueba; aún por esto, por medio de no pocas lágrimas, el Señor me condujo a Él.
¡En Él! Ninguna lengua humana puede expresar la felicidad que gozo desde que moro en Su corazón. Aquellas cosas que otras veces me encantaban, ahora no me atraen lo más mínimo.
Extraído del libro "Manantiales en el Desierto"
Amado Padre, en el nombre de Tu Hijo Jesucristo m presento ante tu trono de gracia a darte alabanza y adoración, a coronarte de gloria y de honra, gracias Padre porque es maravilloso saber que soy tu hija, que tú tienes cuidado de mí y de mi familia, como de todo lo que me pertenece porque a Ti te ha placido darme todo cuanto tengo, gracias Padre porque cuando cruzamos desiertos tomados de Tu mano, es donde vemos tus milagros, señales y prodigios, es donde fluyen los rios de agua viva, donde tu sacias nuestra sed dandonos a beber agua de tus manantiales, sabemos que Tu extiendes tus alas y nos cobijas debajo de ellas hasta que la tormenta pasa y nos conduces por sendas de juticia por amor a tu nombre a lugares espaciosos, los que te amamos y te conocemos no tenemos temor del mañana, porque en tus manos están nuestros tiempos y en ti confiamos que destruyes al devorar y el lazo del cazador, te rogamos que sobre toda cosa guardada guardes nuestros corazones porque de él mana la vida. Amén