Pecado y maldición van de la mano
La crisis por la que atraviesa el género humano, en los ámbitos físico y espiritual, son consecuencia del pecado. ¿Cómo puede ser?, se preguntará usted. Es real y nos explica por qué ocurre lo que ocurre en nosotros y en derredor nuestro. Por eso le invito para que consideremos lo que dicen las Escrituras.
Cuando Dios puso a Adán y Eva en el Jardín de Edén, les advirtió: "Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, si duda morirás."(Génesis 2:15, Nueva Traducción Viviente).
Pese a la exhortación de Dios, nuestros primeros padres cedieron a la tentación de Satanás. "La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió. En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse" (Génesis 3:6, 7, Nueva Traducción Viviente).
El pecado trajo maldición al género humano y también a la tierra que habitaba, como señala el relato sagrado refiriendo la sentencia de Dios: "Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz…» Y al hombre le dijo: «Dado que hiciste caso a tu esposa y comiste del fruto del árbol del que te ordené que no comieras, la tierra es maldita por tu culpa. Toda tu vida lucharás para poder vivir en ella». Te producirá espinas y cardos, aunque comerás de sus granos. Con el sudor de tu frente obtendrás alimento para comer hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado" (Génesis 3:16-19, Nueva Traducción Viviente).