Hay una salida para los problemas
En el proceso de superar las dificultades y encontrar una salida, no estamos solos. Dios está con nosotros. Nos acompaña en todo momento, nos orienta y permite que superemos las dificultades.
¿Qué hacer cuando sentimos que no podemos enfrentar todo el cúmulo de tropiezos que surgen a cada paso? En primer lugar, reconocer que en nuestras fuerzas no podremos avanzar, y segundo, ir al Señor en oración como recomienda el apóstol Pablo: "No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que ha hecho, Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6, 7. Nueva Traducción Viviente).
Téngalo presente: Dios transforma, no somos nosotros en nuestras fuerzas. Lo que sí podemos hacer usted y yo, es disponernos para el cambio. Determinar iniciar el proceso. Si dependemos del Señor, Él hará el resto.
No obstante, la decisión es nuestra y nada más que nuestra. Dios nos ofrece una nueva oportunidad siempre, pero no nos obliga, como lo explicó al pueblo de Israel en el desierto—en el umbral de entrar a la tierra prometida—y como nos instruye ahora: "¡Ahora escucha! En este día, te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre la prosperidad y la calamidad…Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre las bendiciones y las maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de las decisiones que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir!" (Deuteronomio 30: 15, 19. Nueva Traducción Viviente).