El hombre es pecador y está separado de Dios, por lo tanto no puede conocerlo personalmente ni experimentar Su amor.
El hombre fue creado para tener compañerismo con Dios; pero debido a su voluntad terca y egoísta, escogió su propio camino y su relación con Dios se interrumpió. Esta voluntad egoísta, caracterizada por una actitud de rebelión activa o indiferencia pasiva, es evidencia de lo que la Biblia llama pecado.Y “Porque la paga del pecado es muerte...” [o sea separación espiritual de Dios] (Romanos 6:23)
Jesucristo es la única provisión de Dios para el pecado del hombre. Sólo a través de Él podemos conocer a Dios personalmente y experimentar Su amor.
Él murió en nuestro lugar;“Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)
Él resucitó de entre los muertos;“Cristo murió por nuestros pecados…fue sepultado…resucitó al tercer día según las Escrituras…se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos…” (1 Corintios 15:3-6)
Él es el único camino a Dios;“Yo soy el camino, la verdad y la vida,” le contestó Jesús. “Nadie llega al Padre sino por mí.” (Juan 14:6).
Este diagrama ilustra que Dios ha cruzado el abismo que nos separa de Él, al enviar a Su hijo, Jesucristo, a morir en la cruz en nuestro lugar para pagar la condena por nuestros pecados.
Debemos individualmente recibir a Jesucristo como Salvador y Señor; sólo así podremos conocer a Dios y experimentar Su amor.
El recibir a Cristo significa volverse a Dios, abandonando nuestra vida egocéntrica (arrepentimiento), confiando en Cristo para que venga a nuestra vida y perdone nuestros pecados. De esa manera podrá hacernos la clase de personas que Él quiere que seamos. Tan sólo estar de acuerdo intelectualmente no es suficiente. Ni es suficiente el tener una experiencia emocional. Se recibe a Cristo por fe, como un acto de nuestra voluntad.