Los peligros de la falsa enseñanza
GáLATAS 1.6-9
La Palabra de Dios es la verdad que vive y tiene el poder de penetrar el alma humana
(He 4.12). Piense en cuán poderosa es la Biblia: puede cambiar los corazones, salvar
vidas de la condenación eterna, y dar esperanza a quienes no tienen ninguna. ¿Es de
extrañarse, entonces, que la Biblia sea un campo de batalla de Satanás? El diablo hará
todo lo posible para destruir su mensaje y su verdad. De hecho, este ha sido el objetivo
permanente de nuestro enemigo desde que decidió alejarse de Dios.
Nuestro Padre celestial nos ha permitido, misericordiosamente, conocer de antemano el
resultado de esta batalla permanente: la verdad prevalecerá. Pero, aunque el Señor
tendrá la victoria final, Satanás puede ganar terreno entre las personas. Sus tácticas son
peligrosas y engañosas para los incautos. Por esta razón, debemos evitar cuidadosamente
sus ataques, que son difíciles de reconocer, a menos que estemos preparados.
La falsa enseñanza es una de las tácticas preferidas de Satanás para descarriarnos.
A primera vista, esa enseñanza parece armonizar a menudo con la Palabra, pero no se
deje extraviar por el engaño. Dos cosas son esenciales para mantenerse firme en contra
de esas escurridizas falsedades: estar bien anclados en la verdad de la Palabra de Dios,
y escuchar su Espíritu. Solamente entonces podremos reconocer el error y evitar las trampas
de las mentiras de Satanás.
El enemigo anhela descarriarnos para hacernos inútiles para el reino, y mantener nuestras
almas lejos de la salvación que se encuentra en Cristo. Por tanto, prepárese para la batalla.
Crezca en el conocimiento de la verdad, y apóyese en el Espíritu de Dios, para que él le
guíe momento tras momento.
Dr. Charles F.
La Palabra de Dios: ¡Léela! ¡Estudiala! ¡Apréndela!
La Palabra de Dios es la única fuente concluyente de sabiduría, conocimiento y comprensión
de las realidades fundamentales que esperan liberar y enriquecer a los que buscan sus
tesoros. Se celoso de la Palabra de Dios
Procura con diligencia presentrte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa
bien la palabra de verdad. —2 Timoteo 2:15
Estudiemosla, memoricemosla y seamos hacedora de ella y asi tendremos a nuestra
plena disposición "palabras de Dios" como espadas, listas a la hora de hablar de
Cristo y bien efectivas en la batalla espiritual.