El Caminar por la senda estrecha Parte Número 3
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni anduvo en camino de pecadores, Ni en silla de escasrnecedores se ha sentado; Salmo 1:1
Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Salmo 1:1-2
Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, Que da su fruto en su tiemp;o, y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. Salmo 1:3
Las recompensas del éxito
Si usted cuida fielmente sus relaciones con otras peronas, y hace que la Palabra de Dios sea la prioridad, podrá esperar resultados maravillosos. Salmo 1.3 describe un cuadro hermoso de la vida cuando la persona ha decidido seguir el camino del Señor.
Un fundamento firme: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas”. Si usted sigue los preceptos de Dios, tendrá estabilidad, no importa los problemas que enfrente en la vida. Aunque rujan y azoten los vientos de la tormenta, podrá mantenerse firme porque sus raíces están alimentadas por la corriente eterna de la vida de Cristo que fluye en usted. El mundo y sus placeres no ofrecen nada en comparación con la paz, el gozo y la seguridad de conocer a Jesucristo.
Un fruto abundante: “Será como árbol… que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae”. El éxito verdadero no se mide por las cosas sino por el fruto. Cristo dijo a sus discípulos que la única manera como podían ellos dar fruto, era permaneciendo en Él (Jn 15.4). Todos nuestros logros no servirán de nada si no dejamos que Cristo viva a través de nosotros. Cuando su Espíritu que mora en nosotros transforma activamente nuestro carácter y nos prepara para que realicemos lo que Él nos ha llamado a hacer, seremos como árboles que producen una cosecha continua. Solo hay dos opciones en la vida: Podemos vivir para nosotros mismos y producir “tamo que arrebata el viento” (v. 4), o fruto duradero que glorifica a Dios y contribuye al bien de los demás.
Una prosperidad genuina: “Y todo lo que hace, prosperará”. Tenemos que deshacernos de la idea de que la prosperidad es sinónimo de riquezas, prestigio o fama. Estas cosas no son señales verdaderas de éxito desde la perspectiva divina. Lo importante es obedecer la voluntad de Dios, y glorificarlo en todas las cosas.
El Señor le capacitará para que se convierta en una persona verdaderamente exitosa, si se lo permite. Pero debe recordar que hay dos clases diferentes de prosperidad: espiritual y material. La prioridad de Dios es siempre la espiritual. ¿Qué clase de éxito está buscando usted? Está en el buen camino si su amor al Señor y a su Palabra va en aumento, si su carácter es cada vez como el de Jesús, y si su meta en la vida es andar en la voluntad de Dios. Donde sea que se encuentre en ese camino, ya sea al comienzo o en algún punto intermedio, enfóquese en Cristo y manténgase caminando con Él.
Dr. Charles F. Stanley
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