¡CUIDE SU CONSAGRACIÓN PARA EL SEÑOR! -------------------------------------------------------------------------------- Nadie se atrevía a decir nada. Estaban atónitos. El ambiente se tornó pesado. "Usted es un fraude. ¡Mentiroso! Dígales la verdad: está en adulterio. Y no con una mujer soltera, sino con mi esposa". El hombre, visiblemente descompuesto por la ira, vociferaba a la entrada del templo. Levantaba los puños. "maldito evangélico...Usted es un destructor de matrimonios. Destrozó mi vida, y la de mis hijos". Angustiado, José Raúl, diácono administrativo de la congregación, no hallaba dónde fijar la mirada. Desplazaba sus ojos de un lugar a otro. Miraba al pastor, al ministro de alabanza, a su esposa...y en especial, el rostro de sus dos niños, bañado en lágrimas...Y a la congregación. Todos estupefactos. Dos ujieres impidieron que el irascible marido se abalanzará sobre José Raúl. Fue un verdadero escándalo. La mitad de los miembros emigró a otras iglesias. Nadie quería saber del asunto. El pastor fue quitado de su cargo, aunque no era culpable. No pasaron siete meses antes que la iglesia debiera trasladarse a otro lugar. En la antigua sede hoy funciona un supermercado. ¿Un hecho real? Por supuesto que sí ¿El lugar? Podría ser cualquier ciudad en los Estados Unidos o tal vez de centro o Sudamérica. La ubicación no es relevante. Lo que sí tiene importancia es puntualizar que cada día con mayor frecuencia se comenta de pastores y líderes que caen en pecados, los cuales afectan no solo sus vidas y la de sus familias, sino a las comunidades cristianas donde sirven. No cuidan ni guardan la santidad y consagración a la que fueron llamados por Dios...y las consecuencias son desastrosas...
Fernando Alexis Jiménez
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