CONTRA LA IMPUNIDAD
Nuestro Dios camina entre las tormentas; las nubes son el polvo que levanta. Si reprende al mar y a los ríos, éstos se quedan
secos por completo y se marchitan las flores y los campos. En presencia de nuestro Dios tiemblan la tierra y sus habitantes, y
los cerros y las montañas se sacuden. La flora y la fauna responden ante la presencia y majestad de Dios; sin embargo, los
hombres y mujeres somos insensatos e ignoramos Su poder impresionante.
Señor, ten misericordia de los guatemaltecos. Muchas veces actuamos pensando que nos saldremos con la nuestra porque
nadie nos ve y porque nuestra conciencia justifica nuestros pensamientos y acciones. Esto nos pasa en toda etapa de la vida
y nos pasa a todos, porque es la naturaleza humana. Pero Tú dices que para ello hay salida, que debemos ser transformados
en nuestro entendimiento y pensar en lo que te da gloria. Así es que clamamos que la unción del Espíritu Santo descienda
sobre los guatemaltecos y obre en su espíritu, quite la venda y abra sus ojos para que vean con claridad cuáles son sus
pensamientos y su proceder y se pongan a cuentas contigo, Señor.
Clamamos que sensibilices el corazón de los que una vez creyeron, pero que por conveniencia o por inconstancia no han llevado
cautivos sus pensamientos a la obediencia a Cristo, con el resultado obvio de que se han alejado de ti, Señor. Utiliza a personas
y circunstancias a su alrededor para desafiar este sistema de creencias, para cuestionar su accionar y prácticamente exigir que
sean responsables de sus acciones, puesto que no actúan siguiendo Tus instrucciones.
Que estas personas que viven según sus propias reglas, haciendo lo “bueno” a sus ojos, viviendo según los deseos de su
corazón, sin dominio propio y sin rendir cuentas ante nadie, lleguen a un punto en su vida en el que a tientas busquen al
Invisible, al Todopoderoso y le hallen. Amado Señor, Tú los atraes a ti porque con amor eterno los has amado y por eso los
sacas con misericordia de donde se encuentran, ciegos y perdidos.
Clamamos también por aquellos que no te han conocido, cosa difícil de creer en un país como Guatemala donde la Palabra fluye
tan libremente. Que sus oídos sean abiertos para que la Verdad penetre y discierna las intenciones de su corazón.
Eres Dios fiel, lento para la ira, todo lo sabes y no tienes por inocente al culpable. Qué los guatemaltecos veamos la condición
de nuestro corazón y seamos rápidos para arrepentirnos y resarcir.
Oramos por el sistema de justicia que rige a nuestro país, Señor. No es sólo por sus debilidades y vacíos acerca de ciertos
temas que muchos quebrantan la ley, Señor, sino que lo hacen principalmente porque no tienen temor de Dios. Piensan que
escapar de la justicia humana es suficiente. Porque no se ejecuta rápidamente la sentencia de un delito, el corazón del pueblo
se llena de razones para hacer lo malo. En los lugares de toma de decisiones principalmente (aunque también hay subalternos)
están esas personas que maquinan perversidad, que se sienten por encima de la ley, intocables, inmunes. Pero Dios no puede
ser burlado y Él llama a los creyentes a oponérseles en oración, a hacer guerra espiritual en contra de los espíritus inmundos
que los controlan y a clamar por la justicia divina. No quedarán impunes, Dios no tiene por inocente al culpable. En Guatemala
se han multiplicado los muertos, está manchada de sangre que clama por justicia. No quedarán impunes,
Dios no tiene por inocente al culpable.
Dios todopoderoso, ten misericordia de tus hijos que claman. Libra a Guatemala del enemigo espiritual que desde siempre se
ha enseñoreado del país humillándolo, violando su ley, ridiculizando a la Iglesia, robando a diestra y siniestra. Que tu mano
de poder y tu Espíritu Santo se muevan con poder en esta nación a través de los que buscan tu rostro. Que truene tu voz,
Señor, al frente de tu ejército; ¡son innumerables tus tropas y poderosos los que ejecutan tu Palabra! El día de juicio para
Guatemala es grande y terrible, ¿quién lo podrá resistir?
Bendice a los guatemaltecos, clamamos que cumplamos nuestro propósito y vivamos en la misericordia y la justicia siempre.
Ayúdanos, Señor, a seguir la justicia, solo la justicia para vivir y disfrutar lo que Tú has preparado para cada uno. Amén.
(Nah. 1:4-5, 3; Jer. 31:3; Ez. 11:1-6; Ec. 8:11; Joel 2:11)