Libertad de las drogas
Dios de nuevos inicios, alabo y bendigo tu nombre. Eres Dios lento para la ira y grande en misericordia y hoy vengo delante de ti por tu infinita gracia. De ninguna otra manera podría yo presentarme delante del Dios Santo que creó los cielos y la tierra a no ser por el sacrificio de Jesucristo. ¡Gracias, Espíritu Santo por guiarnos a la Verdad!
Intercedo por quienes están presos en la adicción a las drogas, con o sin prescripción. Señor, que reconozcan su condición como pecado —porque su dependencia está en las drogas y no en ti, Señor— y anhelen ser libres. Gracias porque los amas y los libertas para que puedan recuperar el control de su vida. Que reconozcan que todo les es lícito, pero no todo les conviene y que Jesucristo los compró pagando el máximo precio y ya no tienen por qué hacerse esclavos de nadie ni de nada. Oro que rindan su vida íntegramente a tus propósitos. Señor, llena su copa y permíteles comprender la maravillosa verdad que e l Espíritu Santo quiere morar en ellos y hacer grandes cosas en y a través de ellos. Sé su escudo y el que levanta su cabeza, Señor.
Clamo que comprendan que el Hijo de Dios vino para destruir las obras del enemigo y lo ha desarmado y derrotado, humillándolo públicamente y triunfando sobre él en la Cruz. Han sido libertados por lo que firmes estarán y no serán esclavizados ya más. Oramos por libertad y sanidad al área tegmental ventral, en el núcleo accumbens y en el núcleo caudatus. Oro que la amígdala queda libre y toda memoria del uso de las drogas queda desactivado permanentemente. ¡Ayúdalos, Señor, a usar su libertad sabiamente!
Rescátalos, Señor y acompáñalos al hacer ellos cambios radicales en cuanto a amistades, relaciones sociales y lugares se trata. Ayúdalos a reemplazar los patrones que hasta ahora habían dado forma a su perspectiva de la vida, su forma de pensar. Abre puertas para que conozcan amigos temerosos de Dios y encuentren oportunidades para perseverar en el Camino. Que voluntariamente decidan mantenerse ocupado con pensamientos y actividades que les acerquen más a Cristo y no a las drogas, viejas amistades, auto-conmiseración, culpa, temor, etc.
Clamo que rescates su mente, su cuerpo, pero sobre todo, su espíritu. Que crean en ti y se sepan amados y libres. En el nombre de Jesús, Amén.
(1 Co. 7:23; Gá. 5:22-23; 1 Co. 6:12; Ef. 5:18; Lc. 4:18-21, 26; Sal. 3:3; 1 Jn. 3:8; Col. 2:15; Gá. 5:1, 13; Fil. 4:8-9, 1 Jn. 1:9; Jn. 1:12)
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