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General: ~~El buen propósito de nuestra adoración~~
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Perla  (Mensaje original) Enviado: 29/03/2013 18:22
 

 

 

El buen propósito de nuestra adoración

Lectura: Romanos 1:21-24

Dios nos creo para adorarlo a Él.  Puesto que fuimos hechos con este propósito,
adoraremos algo, inluso si decidimos adorar algo que no sea el Creador.
Podemos llegar a dedicar nuestras vidas al dinero, la fama, la popularidad, la
inmoralidad, o a alguna otra cosa que pueda convertirse en un dios falso.
Pero no importa cuántas cosas terrenales intentemos adorar, ninguna de ellas
nos podrá satisfacer como el Dios vivo.

En Romanos 1, el apótol Pablo ilustra est epunto en términos de pecado
particular: la perversión sexual. Usted puede pensar que no está pecando si
esta iniquidad no forma parte de su vida, pero cualquier indulgencia pecami-
nosa ya sea con acciones o actitudes que tenga prioridad sobre la adoración
al Señor, es mala y destructiva.  A menos que dejemos que el Señor Jesús
nos salve de nuestra naturaleza egoísta, seguiremos descendiendo y cayen-
do en la depravación.

Al actuar como si Dios no existiera, excluyéndolo de nuestra vida,
perdemos de vista el propósito de nuestra existencia. Al pasar por
alto el hecho de que Él quiere relacionarse de manera personal con
nosotros, estamos rechazando el regalo de Su gracia y deshonrándolo.
Sin Él, nuestra manera de pensar se vuelve cada vez más vana, llevándonos
a elegir sustitutos falsos al tratar de llenar el vacío que solo Dios puede
llenar.

Negar a Cristo Su legítimo lugar como Señor de nuestra vida, provocará
finalmente a la ira de Dios.  Pero el Señor, por su gran amor a toda la
humanidad, no quiere que nadie pase la eternidad sin Él (2 P 3:9)

Por tanto, sigue ofreciéndonos "las riquezas de Su benignidad, paciencia
y nobleza" y llamándonos al arrepentimiento.

Dr. Charles F. Stanley


Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración
integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración
de la mujer en todas las áreas



 

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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: hermes sarmiento Enviado: 30/03/2013 00:29

Muchas veces me he preguntado si mi adoración producirá algún efecto en mi vida, las situaciones que vivimos, los problemas que enfrentamos nos hacen perder la perspectiva de lo que estamos ofreciéndole a Dios. Pensamos que por tal o cual situación de nuestra vida, la adoración a Dios es un asunto que podemos postergar o relegarla a los 30 minutos de las canciones de "adoración". Cuando entendemos que la verdadera adoración cristiana no comienza con la necesidad del hombre, sino con la realidad de que Dios merece adoración, entramos a un plano diferente de comunión con Dios, a la plena dependencia de Dios.

La verdadera adoración nace de tener un corazón dispuesto a ser quebrado por Dios, es decir, estar dispuestos a ser moldeados por Dios, a dejar que Dios deshaga nuestro corazón en busca de tener un corazón nuevo, conforme al corazón de Dios.

Necesitamos tener un corazón humilde, un corazón sumiso, un corazón manso. No podemos acercarnos a Dios creyéndonos “la última coca cola del desierto”, No podemos pretender entregarle una verdadera adoración basándonos en nuestros dones o talentos. Necesitamos reconocer nuestra necesidad de humillarnos delante de Dios, recordemos que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (Santiago 4.6).

El problema de la gente de hoy es que no sabe ha quien adoran o ha quien adorar, el Señor Jesucristo fue bien claro cuando dijo: ” al Señor tu Dios adorarás, y a El solo servirás. Dios no quiere que adoremos otros dioses ni nada que nos separe de El.

Dios busca y bendice a esa clase de personas que aún en medio de las pruebas difíciles no dejan de servirle y de adorarle, y que se levantan con una voz de fe, con una convicción clara en su ser de quien es Dios, y de que El es el único Dios al que hay que adorar y por lo tanto pueden proclamar diciendo lo mismo que los tres jóvenes dijeron: (Daniel 3:17-18)
Ciertamente, nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará.
Pero si Dios no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado.

Adoremos y sirvamos al Señor con todo lo que tengamos y El cuidará de cada una de nuestras necesidades. Por eso la Biblia dice en Mateo 6:33:Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Adorar a Dios, no es cantar 30 minutos en la iglesia los domingos, adorar a Dios es poner como tu número uno, tu prioridad a Dios, que todo lo que hagas gire alrededor de la persona de Jesús.

Gracias hermanita Perla.

Por tan hermoso mensaje.

Dios te ha regalado una gran bendición .El te a regalado este bello y hermoso talento de sabiduría, el cual tu lo has sabido llevar, compartiéndolo con todas tus bellas amistades.

Que el Señor te siga bendiciendo, llenándote de mucha Paz, Amor y Sabiduría.

Gracias hermanita Perla por tu bella amistad.

Dios te siga bendiciendo grandemente.

Hermes Sarmiento G.

De Colombia

Cristiano católico

 

GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA

 


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: hermes sarmiento Enviado: 30/03/2013 14:28

Cada vez, en nuestro diario vivir le fallamos a Dios, a pesar de que Él cada vez que encuentra la oportunidad nos dice y demuestra que nos ama con amor eterno y profundo. Muchas veces pienso y he sentido en mi corazón, no sé si tu, que a pesar de que Dios conoce que le vamos a fallar, Él nos da de su amor, nos cuida y nos bendice, ¿pero como conociendo lo que vamos a hacer? ¿Amaríamos a alguien que sabemos que nos va a hacer daño? ¿Yo creo que no cierto? pero que triste y a la vez hermoso es recordar a Jesús clavado en la cruz por amor a mí y a ti y a la vez triste al saber que cada vez que pecamos contra Él es un latigazo más en su costado, que todo lo sufrió por amor a nosotros. La palabra de Dios dice: Más Dios muestra su amor para con nosotros, que aun siendo pecadores Cristo murió por nosotros. Romano 5:8.

¿Puede haber acaso un cristianismo sin cruz? ¿Puede uno ser discípulo de Cristo sin asumir las diarias exigencias de la vida cristiana, sin morir a los propios vicios y pecados para renacer diariamente a la vida en Cristo, sin abrazar con paciencia el dolor y el sufrimiento que también nosotros encontramos en nuestro caminar? ¡NO! El Señor nos ha enseñado claramente: El que no carga su cruz y me sigue detrás, no puede ser mi discípulo» (Lc 14,27).

Cristo cargó mi cruz ,su cruz y por nosotros murió en ella. Nuestra vida, para que se asemeje plenamente a la del Señor Jesús, debe pasar por la experiencia de la cruz. Al seguir a Cristo no se nos promete: “¡Todo te va a ir bien!” Al contrario, se nos advierte de pruebas y tribulaciones: Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba» Eclo 2,-6. La vida cristiana no es fácil, no está exenta de pruebas, a veces muy duras. ¡Y cuántos sucumbimos a las pruebas apenas el camino se torna “cuesta arriba”, apenas experimentamos oposición, apenas se nos exigen ciertas renuncias! Por ello es necesario alcanzar la paciencia, la resistencia en el sufrimiento, en la adversidad.

Pero, ¿quién será capaz de resistir la prueba, de soportar el peso de la cruz y dejarse crucificar en ella, sin una esperanza que lo sostenga, sin un premio que lo estimule? Por ello, antes de cargar con su propia cruz hasta el Calvario, antes de dejarse crucificar Él mismo para reconciliarnos, quiso el Señor mostrar un breve destello de su gloria a tres de sus apóstoles, para hacernos entender que si bien “no hay cristianismo sin cruz”, la cruz es el camino a la luz, es decir, a la plena y gozosa participación de su gloria.

Así, pues, cada vez que las cosas se tornan difíciles en nuestra vida cristiana, cada vez que experimentemos la prueba, la dificultad, la tribulación, cualquier sufrimiento, ¡miremos el horizonte luminoso que se halla detrás de la tiniebla pasajera! ¡Miremos la gloria y el gozo que Él nos promete! ¡Miremos la Luz, para abrazarnos con paciencia a nuestra cruz! nuestra será la gloria eterna si perseveramos fielmente unido a Él en toda tribulación.

Pidamos diariamente a Dios la gracia para poder adquirir y vivir la virtud de la mortificación, virtud que nos ayuda a sufrir pacientemente e ir adhiriendo explícitamente los propios sufrimientos y contrariedades al misterio del sufrimiento de Cristo.

Cuando experimentamos un sufrimiento intenso en nuestra vida, que nuestra alma se desgarra y se hunde bajo el peso de una cruz que nos resulta muy pesada para cargar, no desesperemos, no, nos rebelemos, no le exijamos al Señor que nos la quite de encima “si es que existes, si es que me amas”. Miremos al Señor Jesús, quien cargó con una Cruz muchísimo más pesada que la nuestra. Mírenosle o en Getsemaní, Él nos ha dado ejemplo para que también nosotros en esos momentos aprendamos a rezar desde lo más profundo de nuestro corazón angustiado y atribulado: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú» (Mc 14,36). Pidámosle al Señor un corazón valiente como el Suyo, pidámosle  la fuerza interior necesaria para cargar nuestra propia cruz, y abrasémonos a ella con paciencia, con amor incluso y con mucha esperanza. Miremos la luz, para que  experimentemos alentados a cargar nuestra cruz, y repítanos con San Pablo: «los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros» (Rom 8,1

La cruz es el símbolo más fundamental de profundidad, de amor, de fidelidad y de fe.

La lucha espiritual es continua para nosotros. La vida es lucha, la vida es camino de lucha. La lucha espiritual, como dice el libro de Job: Acaso ¿No es acaso una milicia lo que hace el hombre sobre la tierra? Es eso, por más que quien lleva una vida espiritual pueda creer que si es espiritual no vamos a tener problema, porque pensamos en la vida espiritual como una cosa “espirituosa” más que como un encuentro de unión y de comunión con el Señor. Si vamos a seguir al Señor, lo cuál quiere decir, unirnos a El, preparémonos para la prueba, porque el Señor pasó por ese lugar y sabe que desde ese lugar, nosotros, venciendo por la fuerza de su amor las consecuencias que dejó el pecado, que son el sufrimiento, el dolor, la muerte, vamos a poder vencer.

 

Gracias hermanita Perla.

Por tan hermoso mensaje.

Dios te ha regalado una gran bendición .El te a regalado este bello y hermoso talento de sabiduría, el cual tu lo has sabido llevar, compartiéndolo con todas tus bellas amistades.

Que el Señor te siga bendiciendo, llenándote de mucha Paz, Amor y Sabiduría.

Gracias hermanita Perla por tu bella amistad.

Dios te siga bendiciendo grandemente.

Hermes Sarmiento G.

De Colombia

Cristiano católico

 

GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA



 
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