Si bien alguno de nosotros nos cuesta memorizar versículos de la Palabra de Dios,
algo en nuestro cerebro nos ayuda a recordar las letras de canciones. Si analizamos
algunas de nuestras canciones y coros cristianos favoritos, encontraremos que éstos se
han derivado de las Escrituras. Por lo tanto, podemos usar el estímulo de la música
para nuestra memoria para atesorar las palabras inspiradas por Dios en nuestros corazones
(2 Timoteo 3:16). Canciones tales como "Abre mis ojos, Señor" (Isaías 6:9-10), o
algunos himnos muy conocidos tales como "En mi corazón he guardado tus dichos"
(Salmo 119:11, 105) se han tomado de la Biblia. Con estas palabras atesoradas en nuestra
memoria, rápidamente una canción de alabanza surge en nuestros labios.
Sin importar qué tipo de voz tengas, cuando Le vuelves a cantar a Dios las
palabras de la Escritura, es dulce música para Sus oídos.