No hay padre amoroso que le dé una piedra o una serpiente a su hijo hambriento
si éste le pidiera un trozo de pan o pescado. Jesús usó lo absurdo de esa analogía
en Mateo 7 para subrayar la prontitud del Padre celestial a dar buenas cosas a sus
hijos cuando se las piden. Él quería que ellos tuvieran
completa confianza en la provisión del Padre para sus necesidades espirituales.
Sin embargo, a veces puede parecer como si el Señor nos hubiera dado "piedras"
en vez de pan. Pero en su sabiduría, en realidad está obrando a través de nuestras
circunstancias para darnos algo mucho mejor que lo que pedimos.
Un escritor desconocido lo expresó de esta manera;
Pedi salud para hacer cosas mayores; Recibí enfermedad para que hiciera cosas mejores.
Pedi a Dios fortaleza para lograr cosas; Fui hecho débil para que aprendiera a obedecer;
Pedi riquezas para ser feliz; Me dieron pobreza para que fuera sabio.
Pedí poder y alabanza de los hombres; Recibí debilidad para que sintiera necesidad de Dios.
Pedí todas las cosas para disfrutar la vida; Recibí la vida para que pudiera disfrutar todas las cosas.
No recibí nada de lo que pedí, sino todo lo que esperaba;
A pesar de mí mismo, mis oraciones fueron contestadas,
Y soy entre todos los hombres el más ricamente bendecido.
Sí, Dios siempre nos da lo que es mejor para nosotros.
Richard De Haan