Lectura: Juan 21:18-25
Tal vez estemos bien de acuerdo con la afirmación que dice que “todos los hombres son creados iguales.” Pero no tenemos que vivir mucho tiempo para descubrir que la vida trata a algunas personas mejor que a otras. Esto es algo que debemos aprender a aceptar sin resentimiento. Las desigualdades de la vida se ven en muchos niveles diferentes. El cancer acaba con el cuerpo de un niño, mientras un bebedor y fumador vive hasta la ancianidad. Algunas personas disfrutan de buena salud, otras no. Algunas no tienen impedimientos físicos, otras tienen graves limitaciones. Algunas trabajan arduamente y siguen siendo pobres, mientras que otras nacen en la riqueza o parece que todo les sale bien.
Cuando Jesús informó al apóstol Pedro que iba a morir como mártir por su fe, Pedro preguntó qué sucedería con Juan, su condiscípulo. Parecía creer que no era justo que Juan no muriera de la misma forma. Pero Jesús le dijo que lo que le sucediera a Juan no era asunto de Pedro. Esa era decisión de Dios. La responsabilidad de Pedro era simple: “Seguir a Cristo.”
Si el mirar a los demás te hace sentir resentimiento por la injusticia de la vida, cambia de foco. Mira a Jesús y síguelo. La injusticia de la vida son solo por un poco de tiempo. La justicia perfecta será nuestra para disfrutarla por siempre en los cielos.Ver más |