Lectura: 5:13-26 En su Carta a los cristianos de Gálatas, Pablo trató de hacerles entender el conflicto interior que van a tener todos los que pertenecen a Cristo. Esta batalla es entre “la carne” (nuestra naturaleza pecaminosa) y el Espíritu Santo que mora en nosotros (Gálatas 5:17).
Puesto que nuestra naturaleza egocéntrica quiere salirse con la suya, lucha contra la regla de Cristo en nosotros. Así que a menudo terminamos haciendo nuestra voluntad y no la de Dios (v.17). Una vez oré desesperada: “Señor, por favor muéstrame cómo vencer.” Dios me dirigió a las palabras de Pablo en Gálatas 5:16: “Andad por el Espíritu.” Seguí leyendo y llegue a reconocer mis propias “obras de la carne”: mi envidia, ira, odio y ambiciones egoístas (vv.19:21).
Pedí perdón a Dios y pude comprender que he sido crucificada con Cristo (2:20). El poder de mi carne pecaminosa ha sido quebrantado (5:24; Romanos 6:6-7).
He aprendido poco a poco a poner en práctica esa “muerte” permitiéndole a mi carne no más derechos de lo que se le permiten a un cadaver.
Así que diariamente decido reconocer y obedecer la voluntad de Cristo solamente.
A veces fallo, pero el arrepentimiento me pone de Nuevo a tono con el Espíritu Santo.
PERLA
|