¿Por qué un Padre celestial soberano trajo al mundo, de una manera tan humilde, al Salvador de toda la humanidad? ¿No podía Él haber nacido en el templo y sido presentado al sumo sacerdote judío, o incluso a los fariseos y a los saduceos? ¿Por qué no envío a impresionantes ángeles al palacio del rey Herodes o de Augusto César, para exigirles que le rindieran homenaje al Rey de reyes? ¿Por qué utilizó a unos humildes plebeyos de Nazaret para presentarlo al mundo?
La razón es que Su misericordia se extiende hasta el más pobre de los pobres, y hasta el más rico de los ricos. Observe el anuncio del ángel:
No temáis; porque e aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. —Lucas 2:10-11
El vino para todos nosotros, que somos inmundos e impuros. En esa extraordinaria noche de Belén, el mundo fue transformado. El amor de Cristo elimina las fronteras de clase, raza, estatus económico y toda las otras categorías hechas por el hombre, que nos dividen. íNo hay ni una sola persona a quien no le haya sido dado el