Si dedicamos tiempo a concentrarnos en el nacimiento de Cristo y a fortalecer nuestra relación con Él, esta época del año se puede convertir en un tiempo de renovación y no de agotamiento físico.
Si dedicamos tiempo a concentrarnos en el nacimiento de Cristo y a fortalecer nuestra relación con Él, esta época del año se puede convertir en un tiempo de renovación y no de agotamiento físico.