Muchas veces, la única forma de conseguir la curación de un paciente es la Terapia Asistida por animales de compañía. Es una
alternativa a otros tipos de terapia cuando se probaron y no funcionaron. La relación entre los animales y los pacientes suele ser la mejor opción a la hora de conseguir altos niveles de relación, estimulación y amor incondicional.
Los animales de compañía son capaces de
generar un cambio en el comportamiento humano no sólo de los niños, sino también de adultos y ancianos en situaciones de riesgo. Entre los más pequeños, cada vez son más los profesores y pedagogos que incluyen una mascota en la clase para fomentar el cuidado y el cariño por estos animales a la vez que promueve la relación entre los niños.
En los más mayores se propicia que salgan a pasear con sus perros y eso también consigue que se relacionen con los dueños de otros perros. Entre los adultos, los más beneficiados por estas terapias son los que tienen algún tipo de discapacidad ya sea psíquica o física porque los animales fomentan la comunicación.
Lo que se consigue con las TEAAC
Empatía: Resulta más sencillo sentir empatía por un animal que por un ser humano. Esto se nota sobre todo en los niños. Esta facilidad se debe a que es más sencillo saber qué está pensando un animal a través de su lenguaje corporal que un humano.
Enfoque exterior: Cuando una persona tiene problemas mentales, baja autoestima, depresión o cualquier tipo de problema psicológico, las terapias puede conseguir que piense y hable más de los animales que de sus problemas.
Relaciones: Cuando la terapia convencional es complicada por la resistencia que opone el paciente, incluir en ella a un animal puede servir para que el paciente se relacione con el terapeuta a través de proyectar sus sentimientos y experiencias hacia la mascota. El enfermo se sentirá mucho más seguro en este contexto.
Aceptación: A diferencia de las personas, los animales no se basan en criterios externos para querer a alguien. Por eso, los pacientes de las terapias aumentarán su autoestima, al sentirse queridos y capaces de querer.
Entretenimiento: Da igual que a una persona no le gusten los animales. Todos, instintivamente, observamos las reacciones y movimientos de los animales. Por eso son beneficiosos en instituciones donde el paciente tiene que estar durante un período largo.
Mayor socialización: Los animales consiguen que las personas estén más alegres y quieran socializarse con los demás. El estado de ánimo aumenta y disminuyen la ansiedad y el estrés. También se nota menos la sensación de aislamiento porque se habla más con otras personas.
Contacto físico: Para que los niños crezcan sanos psicológicamente hablando es necesario que tengan contacto físico. Si no les gusta estar con otras personas, es probable que sí les guste pasar el tiempo con animales, acariciarlos y darles todo su cariño.
Sentido de responsabilidad: Los animales saben cómo cuidar de la gente. Además hacen que el individuo pueda adquirir sentimientos de competencia y seguridad.
Beneficios fisiológicos: En muchos casos, los animales consiguen que las personas se sientan relajadas.
Interactuar con animales
Las relaciones que pueden darse entre el animal y el paciente pueden surgir instantáneamente y terminar de forma súbita sin ningún tipo de tristeza por parte del paciente. La terapia se basa en un
diálogo táctil y oral, y en juegos conceptuales de comportamiento, como vestir a los animales con ropas humanas.