Lavátelos por lo menos dos veces al día -después de desayunar y antes de acostarte por la noche. Si podés, lavátelos también después de la comida y después de tomar un tentempié dulce. Lavarse bien los dientes ayuda a descomponer la placa dental.
Cepillate todos los dientes, no solamente los que están delante y se ven más. Dedicá un tiempo a los dientes laterales y a la cara interna de todos ellos. No te cepilles las encías.
Dedicá tiempo a lavarte los dientes, por lo menos tres minutos cada vez. Si te cuesta calcular el tiempo, utilizá un cronómetro o ponete una canción que te guste para ayudar a pasar el tiempo.
Preguntá a tu dentista si un enjuague bucal antibacteriano de boca tiene razón para vos.
Asegurate de que tu cepillo de dientes sea de cerdas suaves (en el envoltorio se pondrá si es suave, medio o duro). Pedí a tus padres que te cambien el cepillo de dientes cada tres meses. Las cerdas de algunos cepillos cambian de color cuando toca cambiar de cepillo.
Aprendé a utilizar seda dental, lo que es muy importante para mantener los dientes sanos. Las primeras veces que utilices seda dental tal vez te resulte extraño pero en poco tiempo te harás un experto en su uso. Deslizá la seda dental entre cada par de dientes adyacentes y a lo largo de la línea de las encías. La seda dental permite eliminar los restos de alimentos ocultos y llegar adonde no puede llegar el cepillo de dientes por muy bien que uno se lave los dientes.
¡También podés cepillar la lengua para ayudar a mantener el aliento fresco!
También es importante que vayas al dentista dos veces al año. Aparte de evaluar si tenés caries o enfermedades que afectan a las encías, el dentista te ayudará a mantener los dientes superlimpios y tal vez te enseñe a sacar el mejor partido del cepillo de dientes y de la seda dental.
Para mantener los dientes sanos no sólo tenés que lavártelos bien y utilizar seda dental -también tendrás que tener cuidado con lo que comas o bebas. Recordá que la placa dental está siempre esperando a que llegue el preciado azúcar. Comé abundante fruta y verdura y bebé agua en vez de refrescos ¡y no te olvides de sonreír!