La obesidad es uno de los problemas de salud que más se ha expandido en todo el mundo, convirtiéndose ya en una enfermedad epidémica. Los pediatras estamos observando en los últimos años una tendencia al aumento de la obesidad en niños y adolescentes, lo que la torna en uno de los problemas de salud más comunes. En las últimas décadas, se documentan aumentos en la proporción de niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad con respecto al total de la población en estudio. En ese sentido, si se considera una prevalencia de alrededor del 10 por ciento, en Argentina existirían alrededor de un millón de niños entre 5 y 19 años obesos.

El sobrepeso sería un estado previo a la obesidad; se da cuando el peso que corresponde para una altura es mayor que lo normal.

Qué son la obesidad y el sobrepeso infantil cuáles son sus consecuencias

La obesidad es una enfermedad caracterizada por aumento del tejido graso corporal, cuya magnitud y distribución afectan la salud del individuo.

El sobrepeso/obesidad constituye un factor de riesgo en el crecimiento, pudiendo ocasionar trastornos ortopédicos, cardiovasculares, endocrinos, etcétera. La obesidad que afecta a niños impacta sobre su salud durante el crecimiento y el desarrollo, y condiciona la salud futura, aumentando el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles, e impactando así en la calidad de vida a corto y largo plazo.

Estos niños tienen problemas con la autoestima, y probablemente han aprendido a canalizar todas las sensaciones y ansiedades a través de la comida.

El sobrepeso y la obesidad afectan al niño en la autovaloración de su imagen corporal, su autoestima, la relación con sus compañeros y su rendimiento escolar. Otro aspecto importante a valorar en relación con la obesidad es el impacto que produce en la vida social del niño.

El bullying (la violencia entre niños) es más frecuentemente dirigida a niños y adolescentes obesos que a los de peso normal. La otra limitación frecuente es la vergüenza que sienten de mostrar su cuerpo en lugares públicos, y que se traduce generalmente en aislamiento social.

El abordaje de esta epidemia debe estar orientado a corregir las conductas alimentarias, implementando programas nutricionales flexibles que puedan sostenerse en el tiempo, manteniendo un crecimiento y desarrollo normal, estimulando la actividad física, mejorando la autoestima y las relaciones sociales.