Por la mañana.
Llega la noche y la luna estalla,
volviéndose sobre el negro telón
una lluvia fantástica de estrellas,
desde una alguien solo te observa.
Estas ahí, entre blanca seda,
dando vueltas, bailando sensual,
se pierde el rumbo, todo toma sabor,
dos brazos te contienen en la escena.
El compás del corazón no alcanza,
el aire se ahoga en tu garganta,
una palabra por un beso es atrapada
quemándose en tu vientre mariposas asustadas.
Gotas se forman en tu interior
como las que asoman por la espalda,
se hacen ríos en las venas, preparándose
a volcarse en vida, llevándose le alma.
Enigmática se yergue la figura
asentándose sobre las bases duras,
eleva casi furiosa al cielo la mirada,
conectándose con el universo que añoraba.
Llega en puntas de pie,
sigilosa, lentamente la mañana
una brisa suave te despeina y el sueño acaba,
no están las marcas sobre las sabanas de quien amabas.
Daniel R.