QUE NUNCA DEJE DE SER UN NIÑO
En un día más de mi
crepúsculo sereno,
miro las nubes blancas
seduciéndome en el cielo...
En un día más de vivir
con la sonrisa franca,
apartado de la maldad
y lo que envenena el alma...
Descubro la vida
en un tierno beso
y recuerdo la infancia
de aquel niño travieso...
Aquel chiquillo que fui
y que aún vive en mí,
el mismo que reza y canta,
a su ángel de la guarda...
El que entristece
al ver un viejo olvidado
y quiere regalarle
su juguete más preciado...
La criatura de mirada limpia,
de carita sucia,
inquieto y rebelde
pero al fin, inocente...
Señor;
gracias te doy
por mi paso en esta vida
y con el corazón te pido,
que nunca deje de ser niño...
Raúl Felipe.