Alabado sea Jesucristo…
La
felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor...sino de lo
que pasa dentro de nosotros. La felicidad se mide por el espíritu, con
el que nos enfrentamos a los problemas de la vida. La felicidad es un
asunto de valentía; es tan fácil sentirse deprimido y desesperado... La
felicidad es un estado de ánimo; no somos felices en tanto no decidamos
serlo. La felicidad no consiste en hacer siempre lo que queramos; pero
sí en querer todo lo que hagamos.
La
felicidad nace de poner nuestro corazón en el trabajo... y de hacerlo
con alegría y entusiasmo. La felicidad, no tiene recetas... cada quien
la cocina con la sazón de su propia meditación. La felicidad no es una
posada en el camino, es la forma de caminar por la vida.
¡Buenos días!
Ciego con luz
¿Has
encontrado el sentido de tu vida? ¿Tienes un motivo para levantarte
cada mañana con ilusión y alegría? La Madre Teresa de Calcuta decía con
frecuencia: “Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”.
Es hermoso observar que hay personas que ofrecen con desinterés y
generosidad su ayuda a los demás. Como el caso de un ciego.
Caminaba
una vez un hombre por oscuras calles llevando una lámpara de aceite
encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
En determinado momento, se encontró con un amigo. Éste lo miró y de
pronto lo reconoció. Se dio cuenta de que era Néstor, el ciego del
pueblo. Al punto le dijo:
—¿Qué haces Néstor, tú ciego, con una lámpara en la mano? ¡Si tú no ves! Entonces, el ciego le respondió:
—Yo
no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las
calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino
cuando me vean a mí...
Este
ciego pensó en el problema de los otros y, dentro de sus posibilidades,
aportó una buena colaboración. Su carencia de vista, pero su
experiencia de caminar en perpetua oscuridad, le dio ocasión de ofrecer
con espíritu altruista una válida asistencia a los “ciegos” de esa
noche. Que también tú, con creatividad, multipliques tus actos de
servicio.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un
día más para adorarte y servirte. Hagamos como
decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti
solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte
y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo
cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas ó políticos de guante blanco, y reine la Paz, así como el Amor,
en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente,
el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro
López