Mi abuelo por parte ‘e maire era inquilino mayor, capataz y cuidador poco menos que del aire; el rico con su donaire, lo tenía de obliga’o caballerizo monta’o, de viñatero y rondín, podador en el jardín y hortalicero forza’o.
Todo esto, señores míos, por un cuartito de tierra y una galleta más perra que llevaba a sus críos; algunos reales, ¡Dios mío!, pa´alimentar quince humanos, sin mencionar los hermanos que se apegaban al pial; Don Ricardo Sandoval cristiano entre los cristianos.
Al verlo a primera vista parece mi lindo abuelo algún arcángel del cielo gemelo de Juan Bautista; azules sus pupilitas, dorada su cabellera, montado en su yegua overa no hay niña que no lo mire, ni vieja que no suspire por detrasito ‘e mi abuela.
Cuenta mi madre afligida que mi abuelito Ricardo, era un hermoso leopardo pa’ batallar por la vida; fuera de noche o de día de aquí para allá galopa; …………………………*.
en los inviernos terribles, y en los veranos temibles sudaba como as de copa.
Mi abuela a cargo ‘e la casa, amamantando sus críos, llevando el agua del río pa’ preparar buena masa, criando pollos de raza, sacando miel en enero, limpiando trigo en febrero para venderlo en abril; y en mayo, ¡qué perejil cosecha junto al estero!.