En el majestuoso vestuario de la naturaleza Dicen que, mi querido amigo, el árbol, siempre mira hacia la bóveda celestial, porque aunque permanece , durante años aparentemente impasible clavado en la tierra sin temer al paso del tiempo, ni al de las nubes, al soplo del viento la nieve y el sol, la lluvia, y niebla a menudo se estremece y ora al cielo recordando que una mano mal intencionada, un rayo pueden hacer que el fuego lo devore, o que la sierras lo talen sabiéndose ante las llamas y mano malévola del hombre impotente por tener los pies cosidos a la tierra lo cual, además puede acontecer, en cualquier momento… pero segura estoy que si lees su oración antes de ocasionarle mal alguno bien te lo pensarás al menos, dos veces. * Ann Louise Gordon Stewards © l.h.q.c.e.l.l. La Ca Usa Noviembre 2011
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