Últimamente extraño tus caricias,
últimamente son más los reproches que los besos.
En el tren de nuestras vidas el viaje ha sido largo,
muy largo, el paisaje diferente en cada lugar,
a veces un verde prado, otras una oscuridad inescrutable,
momentos de incertidumbre y otros de una belleza indescriptible.
Tomar ese rumbo ha sido tu elección, a veces mi elección,
algunas otras de los dos pero ¡como a veces cuesta decidir a donde ir!
A veces nos alejamos y otras no podemos estar más cerca porque nos
fundiríamos en un abrazo candente,
en un beso y muchas caricias,
en esos momentos no siento que pase el tiempo,
ni que el tren camine, parece que se ha detenido,
no hay ruidos ni murmullo de la gente,
solo te oigo a ti susurrándome al oído:
"Te quiero, te necesito", pero son momentos fugaces,
efímeros, sutiles, que se van como se va la noche o como se va el día.
A veces la culpa pesa como una piedra en la espalda,
como si cargara todas las culpas del mundo,
como si no terminara nunca, como el horizonte.
Últimamente extraño tus caricias,
no se si necesito más o me das menos pero las extraño,
como convencerte de que mi culpa la he pagado,
de que no quiero más pensar en el pasado, porque pesa, pesa mucho.
¿Por qué no tomamos tu y yo
un rumbo diferente en este tren de la vida?
¡Por favor!, ya no sigamos hacía el norte,
que por ahí hace cada vez más frío.
Regresemos hacia el cálido sur, donde hay ríos,
montañas, lagos, mares y playas maravillosas,
depende de decidir, ¿Quieres corregir el rumbo?
Solo basta con decirle al conductor:
¡Espere, estamos equivocándonos, vamos para el sur,
no siga, decidimos corregir, por favor...!
Últimamente extraño tus caricias, pero ya no,
porque iremos por otro camino,
donde nos espera la felicidad completa,
donde nuestros sueños se unen,
donde no te extrañe más y nos fundamos en un abrazo
como el cristal soplado que se une con el fuego de nuestro amor,
así es como quiero estar, ahí es donde quiero dirigirme.
¿Vamos juntos?
Colaboración de Magali Sauceda
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