Quince minutos con el Divino Niño Jesús
Divino Niño Jesús de mi alma, tú eres mi Dios. ¡Sí! ¡Así de pequeñito como eres, sé que eres mi Dios y Señor! Por eso te adoro con todo mi ser, con toda mi alma, y quiero ser tu esclavo de amor, porque sé que amas mucho a tus criaturas, especialmente a los hombres, y a mí me rodeas desde el seno materno con tus cuidados y tu gran amor. Quiero estar a tu lado, de tu mano caminar por el camino que me has trazado desde toda eternidad por un milagro de tu amor y providencia hacia mí. Contigo no tengo miedo de cruzar por las más oscuras quebradas, pues no temo ningún mal, porque Tú eres mi Pastorcito que va a mi lado y me defiende de los peligros y de los lobos rapaces. Yo sé Pequeño Jesús que tú no me abandonarás nunca porque has dado tu vida por mí, y desde ese momento me has comprado con tu preciosa sangre, y no dejarás que perezca quien ha sido comprado a tan alto precio. Te pido que me ames cada vez más, que aumentes tu amor en mí, para que yo me encienda de amor hacia ti, cada día más, hasta que vaya al Cielo a estar contigo para siempre, dichoso a tu lado y con tu Madre Santísima. ¡Te amo, Pequeño Niño Jesús, amor mío!