El tiempo pasa.
Todos los que vivimos sobre la tierra sabemos que el tiempo pasa y no vuelve atrás, y lo que hemos hecho en el pasado quedó sellado ya para siempre, no hay forma de cambiarlo o arreglarlo.
Hay muchas personas que se quedan pensando en el pasado y se afligen por lo que han hecho mal, y así viven mal el presente, lo dejan escapar por pensar en el pasado, y se pierden de vivir bien el presente, que es el único momento de que disponemos para hacer el bien, para vivir y obrar.
Hagamos el propósito, a partir de hoy, a partir de ahora, de dejar todo nuestro pasado en la Misericordia de Dios, hacer, si es posible, una buena y sincera confesión con un sacerdote y olvidarnos de lo malo que hemos hecho, porque cuando Dios perdona destruye el pecado, ya no existe más y Él no se acuerda ya más. Y lo que Dios perdona, lo perdonan todos, los que están vivos y los que están muertos.
Aprovechemos el momento presente porque es el único de que disponemos, ya que el pasado ya pasó y el futuro no sabemos si llegará algún día. Vivamos en paz el momento actual y tratemos de hacer buenas obras hoy, para que en el momento de nuestra muerte no nos encontremos con las manos vacías de buenas obras.
Intentemos vivir un día a la vez. Digamos “hoy”. Por algo el Señor nos ha enseñado a pedir en el Padrenuestro el pan de cada día. Dios no quiere que tengamos todo de una vez, sino que lo vayamos pidiendo cada día y Él lo va concediendo cada día, porque si lo tuviéramos todo de una vez, lo malgastaríamos y nos olvidaríamos de Dios. Dios no quiere que nos olvidemos de Él, no porque Él nos necesite, sino porque nosotros necesitamos de Él.
El tiempo sobre la tierra corre veloz, y luego llega la muerte y el juicio particular, donde el Señor nos dará su sentencia: Cielo o Infierno, según hayamos vivido y obrado.
No caminemos despreocupados por la vida como si nunca tuviéramos que morir, porque no hay nada más cierto que un día moriremos, y no sabemos cuándo.
Vivamos de acuerdo a los Mandamientos y marchemos contentos por la vida, sabiendo que Dios nos ama y que quiere el bien para nosotros. No desilusionemos a Dios. No perdamos el Cielo por poca cosa.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.