En un mundo donde se truncan amistades y deseos, amores y proyectos es bueno ofrecer a Santa María la flor de “la camelia”. Simboliza la amistad que nunca nadie podrá romper.
“¡Bienaventurada me dirán todas las generaciones!” (Magnificat)
Virgen y Madre, en este mes de mayo –una vez más- nos postramos ante Ti y te felicitamos por ser la Madre de Jesús. Por haber ocupado parte de nuestro corazón. Porque, aunque pasa el tiempo, sigue vivo y agradecido nuestro afecto y cariño hacia Ti.
Hoy sigues brillando con el mismo resplandor que destella esta camelia que hemos cuidado y regado como el mejor testimonio de que nuestro amor hacia Ti, lejos de disminuir, va creciendo de día en día. Te presentamos, hoy más que nunca, los esfuerzos y las fatigas de tantos hombres y mujeres del campo que miran al cielo pidiendo la oportuna lluvia o añorando el sol para el dorado de las espigas. Que nunca, Santa María, nos cansemos de dirigir la espiga de nuestra vida cristiana hacia ese otro sol de amor y de justicia, de paz y de perdón que es Jesús Resucitado.
“Más vale sembrar una semilla en este día que llorar la que se perdió ayer” (Casona)
Desde tiempos del Rey Salomón, la Azucena, representa el canto a la pureza y a la majestuosidad, el candor y la belleza.
Tú, Santa María, sigues siendo para el pueblo cristiano el modelo de referencia que nos invita a valorar y vivir los secretos que te hicieron grande y preferida ante Dios.
No dejes, Santa María, que nuestro ser se degrade por la contaminación que constantemente invade y desvirtúa nuestras ganas de ser mejores y de ser diferentes a los demás.
“¡Engrandece mi alma al Señor!”, supiste responder con emoción contenida la salutación del ángel, tal vez sabedora que Dios se enamora del corazón que sabe guardar la belleza inapreciable al ojo humano.
“El mayor bien que podemos hacer a los otros no es ofrecerles nuestra riqueza, sino llevarlos a descubrir la propia” (L.Lavelle)
Intención: SER CRÍTICOS CON AQUELLO QUE NOS CORROMPE
Venir a tu presencia, Santa María, es revivir contigo la alegría de la Pascua del Resucitado.
Es asomarnos al sepulcro vacío y preguntarnos por el paradero de Aquel que habló como nadie con palabras de amor y que nos dio sin medida el pan multiplicado.
Teñir con “flor de pascua” el suelo que te sustenta, Santa María, es pregonar a este mundo nuestro que Cristo sigue tan vivo como el primero día de su ser resucitado.
Flor de Pascua para que nunca olvidemos que nuestra Fe no se queda hundida y clavada en el agujero que dejó la cruz del Viernes Santo.
Flor de Pascua, para Ti Santa María, y así nos animes a vivir nuestro encuentro con el Resucitado con una alegría brillante y desbordada hacia todos los que nos contemplen.
“Leer y hacer lo que dice el Evangelio , ayuda a aspirar a una libertad más grande”(J.Vallmajor) Intención: VIVIR CON ALEGRIA NUESTRA VIDA CRISTIANA
El mes de mayo lo asociamos, en sentimientos y con mil cantos y plegarias, con tu figura Santa María.
El esplendor de la naturaleza, vestida de primavera, nos hace pensar y contemplar tu belleza sin par.
Con este “clavel” expresamos el gozo y la alegría que sentimos cuando nos ponemos en tu presencia. Con él expresamos la admiración y el cariño, el respeto y el amor de todos tus hijos e hijas.
Su aroma suave nos recuerda que nuestro testimonio cristiano ha de ser delicado y respetuoso, entregado y servicial, comprometido y certero.
Con razón dijo el recordado poeta: “llevar un clavel a la persona amada es decirle que es importante y única para nuestro corazón”.
La inquietud y las ganas de llevar al mundo la luz del evangelio la queremos hacer presente con la ofrenda del “crocus”.
Ponerse en camino, como lo hizo María después de conocer el anuncio de que iba a ser la Madre del mismo Dios, debe ser la consecuencia y el fruto del coloquio personal y sincero entre un cristiano y María.
Inquietud (que no es perder los nervios) es lo que un testigo del Señor ha de sentir y tener al contemplar la figura de Santa María.
Intención: con Ella, en este mes de mayo, nos ponemos en camino saliendo de nosotros mismos.
“Prescindir de María es cerrar una puerta para la labor, siempre difícil, de descubrir a Dios” (J.Camprodón)
La fascinación por las cosas de Dios y por la luz que El nos da la representamos con el “girasol”.
En el amanecer de cada jornada la yema y las hojas de esta flor se vuelven hacia el Este para no perder, ni un solo instante, la fuerza que le otorga la luz solar.
Dirigir nuestros sentimientos hacia la Madre de Dios es querer aprovechar al máximo la fuerza que nos envía el Espíritu Santo; es querer broncearnos con el sol de la justicia que es Jesús; es permanecer con los pies en el suelo pero pendientes del aliento que María nos envía desde su altar.
El “girasol” es alimento de base en la vida de muchas culturas y también complemento en la dieta de otros tantos países desarrollados. Que la FE sea esa materia prima con la cual alimentemos y construyamos ese mundo tan necesitado de una hondura espiritual y humana.
“Así como la aurora es el fin de la noche, así el nacimiento de María es el fin de nuestros dolores y el comienzo de nuestro consuelo” (R.Deutz)
Es difícil rebobinar la película de nuestra vida y no encontrar un momento de emoción contenida y vivida a los pies de Santa María Virgen.
Ese sentimiento, emocionado y agradecido, lo queremos simbolizar con la flor “petunia”.
A pesar de los chaparrones fuertes …a las pocas horas se recupera con la misma fuerza y perfume del primer día.
Cruzar el umbral de la puerta de una Iglesia y buscar la figura de Santa María es saber que la Madre siempre intercede ante Dios para que nosotros, sus hijos, nos levantemos victoriosos y fortalecidos después de las numerosas pruebas y caídas que nos da la lucha por nuestra supervivencia.
“Un hombre sin fe es alguien que navega a merced de las circunstancias” (J.C.Hare)
Madre, dice el viejo adagio, no hay más que una. Y, cuando se trata de María, es además sinónimo de fidelidad y de constancia sin límites.
La flor “begonia” es una flor de temporada. También, la vida de muchos cristianos, florece de vez en cuando.
Aún recuerdo, cómo recientemente, en una reflexión leía aquello de “los cristianos de la BBC” (cristianos de bautizo, boda y comunión).
Hagamos oración ante Santa María para que, aquellos que hemos sido bautizados, vivamos nuestra FE con un grado de cierta coherencia, compromiso y definitivo.
María nos da precisamente esa gran lección: después de decir “sí” en la gruta de Nazaret…se comprometió hasta el final de sus días con lo que Dios le sugería aunque no lo comprendiera.
Uno de los grandes males que rodean a nuestra Iglesia es precisamente ese….”los cristianos de temporada”. Que la fiesta de la Ascensión sea una llamada a la madurez y al cuidado de nuestra fe personal y comunitaria.
“La esperanza cristiana es un sentimiento muy bueno, y todo lo que es bueno no muere nunca” (Anónimo
El “geranio” tiene lenguaje de consuelo. Una casa llena de “geranios” hace pensar en almas alegres y soñar con corazones abiertos.
El hogar de María es un lugar donde uno siempre recupera la esperanza cuando, ésta, se pierde y languidece por las calles del mundo.
María siempre será tierra, fértil y puesta a punto, donde no queda sin fruto la oración con fe sembrada.
Adornar su imagen en este mes de mayo con un “geranio” es comprometernos a ser fuente de consuelo y de acogida en un mundo que es regido por el compás del individualismo y del “sálvese quien pueda”.
Que esta ofrenda a María nos haga ser con-suelo. Que seamos base y colchón de situaciones en las que muchas personas viven desesperadamente y sin un rincón donde descansar. Que el Espíritu Santo acentúe en nosotros el DON DE PIEDAD.
La preocupación y el trabajo por esa gran institución en la que todos hemos nacido, la familia, la queremos representar en la flor “alhelí”. Grupos de flores agrupados en varias espigas nos cantan los carismas y la diversidad, la riqueza y la pluralidad de padres e hijos, nietos y abuelos que conforman una FAMILIA.
María, al recibir este obsequio, nos cuenta cómo Ella también cruzó por momentos de dificultades en el hogar pero que nunca se dejó amedrentar ni confundir a la hora de defender y llevar adelante su misión de madre y esposa.
Presentamos en este día el “alhelí” en nombre de tantas personas que viven con generosidad, alegría, amor, paciencia y empeño ese arte de amar y de enseñar en cristiano y en familia. Que Pentecostés haga posible el que recuperemos el DON DE LA SABIDURIA para perfeccionar y guardar nuestras familias.
“La familia es el paraíso anticipado” (John Browring)
Al llegar la fiesta de nuestra Madre mil regalos resultan insuficientes para que sienta y comprenda que es mucho el cariño y otro tanto el amor que esos obsequios guardan y pregonan.
En mayo, rosario y oraciones, ofrendas y peregrinaciones, romerías y cantos constituyen el gran secreto a voces por los creyentes celebrado: MARIA MADRE DE DIOS Y DE NUESTRO PUEBLO.
La “orquídea” alumbra la riqueza mariana que todos llevamos ayudando a crecer el alma. Significa la firme creencia de que, Santa María Virgen, sigue siendo de capital importancia para seguir caminando tras las huellas del que venció en un madero a la muerte: CRISTO RESUCITADO.
María, en reciprocidad, nos devuelve esta singular respuesta: la mayor riqueza que me podéis dar es ser testigos de Jesús Resucitado. Que Pentecostés nos traiga el DON DE LA FORTALEZA ANTE LA DEBILIDAD.
“No es fuerte quien no cae sino, aquel que después de caer, se levanta”
La universalidad de la Iglesia la queremos visualizar en la flor “iris”. Los entendidos aseguran que es una especie que igual se desarrolla en las cumbres como en los llanos, en los ríos o en los lugares más áridos.
María nos invita, en este mes de mayo, a no perder el horizonte de nuestra fe universal. A estar en comunión con miles de herman@s nuestr@s que creen en lo mismo que nosotros, que celebran el amor que Dios les tiene, que cantan con gozo, aún en diferente idioma, el Aleluya de la Pascua.
La Iglesia, que es la gran familia de los hijos de Dios, se siente unida por la fuerza y el vínculo del Espíritu Santo. Se fortalece por la Eucaristía. Se orienta por la Palabra de Dios. Se sostiene por la Gracia de la oración.
Dejamos la flor “iris” ante la Virgen y…nos vamos con la sensación de que nuestra familia es grande, santa, perfecta y pecadora a la vez. Que Pentecostés derrame sobre todos nosotros el DON DE ENTENDIMIENTO para comprender los Misterios de Dios.
“Cuando uno entra a una iglesia es él mismo pero, cuando sale, sabe que no está sólo” (Anónimo)
Si algo valoramos en los tiempos que vivimos (por ser un bien escaso) es la FIDELIDAD; cuando alguien cumple lo que promete; cuando una pareja (a pesar de las dificultades) sigue adelante; cuando una persona lucha por sus ideales y sus principios….pensamos que la fidelidad todavía existe.
Entrar en la presencia de María y dejar que suba por la pared de su santuario una “hiedra” es ser conscientes de que nos falta mucho para ser coherentes entre lo que decimos y aquello que hacemos.
Ella, María, fue fiel hasta el final. Supo agarrarse en cuerpo y alma a la fe como la misma hiedra se ajusta a un muro para no desprenderse, caer al suelo y morir.
Hoy, no puede ser de otra manera, recordamos a tantos hombres y mujeres que iniciaron con buena voluntad el camino de la vida cristiana pero, los vientos de la comodidad, apatía, incredulidad o secularismo…los alejó por otros derroteros. Que Pentecostés nos traiga el SANTO TEMOR DE DIOS que es el susto de perderle.
Mirar a María, en esta jornada del mes de mayo, es hacerle sabedora de que la fidelidad sólo se consigue cuando uno la trabaja y la solicita a Dios como don del Espíritu Santo.
“Si Dios está en todo lugar..¿por qué yo estoy en otro sitio?”(M.D.)
A lo largo de la historia, al laurel, se le ha conferido significación religiosa vinculada al triunfo. La mitología griega lo consagró a Apolo, dios de la salud y la medicina. Con laurel eran coronados los emperadores romanos y los vencedores en torneos y batallas. Con palmas y ramos de laurel fue aclamado Jesucristo en su entrada en Jerusalén, y para conmemorar este episodio el mundo cristiano ha instituido el Domingo de Ramos, en que se bendicen palmas y laureles, olivos y ramas.
Y también, simbolizando el triunfo de María por su disponibilidad y obediencia, sencillez y pobreza, apertura y bondad, queremos ofrendarle una pequeña rama de “laurel”.
Que Ella nos ayude a superarnos a nosotros mismos en aquello que merezca la pena. Que seamos de aquellos intrépidos que, contra viento y marea, saben y quieren esforzarse por ascender a las más altas cotas de la verdad y de la sinceridad, de amor y de justicia, de paz y de solidaridad.
Qué bien lo expresó el sabio: “el oro se hace viejo en la tierra pero el triunfo que no se malogra espera siempre en el cielo”. Pentecostés sea para nosotros una fuente del DON DE CIENCIA que viene de Dios como la mejor y la más sensata.
Afirman que no hay nada mejor para la salud y el brillo de los ojos que una buena infusión de “jazmín”. Tal vez, agobiados por el escaparate y el fuego de artificio, hemos olvidado pedir a Dios “ojos para ver bien”, “para juzgar bien”, “para actuar bien”.
María, mejor que nadie, supo distinguir con larga vista aquello que Dios le puso delante de sí misma.
Alfombrar la casa de la Virgen con el “jazmín” es pedirle a María que nunca deje de mirarnos. Es rogarle que interceda ante el Padre para que nunca perdamos el perfume de los amigos de Jesús: solidaridad y servicio, perdón y comprensión, afabilidad y alegría.
Pidamos a Santa María, en este mes de mayo, que cuide de nuestros ojos para que sepamos ver con claridad aquello que conviene para ser unos buenos hijos de Dios y convertirnos en unos eternos altavoces que suenen en el mundo como aleluyas de la Pascua del Resucitado. Que hoy, el Espíritu Santo, nos fortalezca con el DON DE CONSEJO para clarificar tanto túnel oscuro y sin final en las vidas de muchas personas.
“Cuando el carro se haya roto muchos os dirán por dónde no se debía pasar” (Anónimo)