En los últimos años, varios obispos y responsables de pastoral en el mundo han detectado la necesidad de llevar a cabo proyectos específicos para la evangelización de hombres. Así, han cuajado desde los Hombres Adoradores en Francia a La Noche del Hombre Católico en Estados Unidos, pasando por Los Madrugadores en Chile. El manifiesto En la brecha. Una llamada a la batalla del obispo Thomas J. Olsted (Phoenix, Arizona) es la expresión teórica más acabada de la idea.
En España nace ahora, en la diócesis primada de monseñor Braulio Rodríguez Plaza, una iniciativa de esta naturaleza. Se trata del Proyecto San José para Hombres Católicos que arranca este viernes y sábado en Talavera de la Reina y Toledo, respectivamente.
Y con todos los mimbres para sembrar un precedente ante una necesidad imperiosa, como nos explica el sacerdote Miguel Garrigós Domínguez, delegado diocesano de Familia y Vida de la archidiócesis de Toledo.
-¿En qué consiste el Proyecto San José?
-Es un proyecto de la Delegación de Familia y Vida de la archidiócesis de Toledo que busca ayudar a los hombres católicos de hoy a profundizar en la vocación y en la misión que el Señor les ha confiado por ser varones, invitándoles a “soñar cosas grandes” como San José.
-¿A quién va dirigido?
-Los destinatarios son hombres adultos de cualquier estado (solteros, casados, separados, viudos, sacerdotes). Tendremos un primer encuentro el 10 de noviembre en Talavera de la Reina (Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús) y el 11 de noviembre en Toledo (Parroquia de san José Obrero).
-¿Habrá una continuidad posterior?
-A partir de este encuentro, se enviará a todos los inscritos un correo electrónico mensualmente con temas de formación, testimonios de hombres ejemplares (que tomaremos también de ReL), actividades para hacer con un grupo de amigos, propuestas de lectura de libros y textos para la oración.
-Puede parecer obvio, pero... ¿por qué San José para dar nombre al proyecto?
-Queremos fijarnos en San José como modelo de masculinidad. Es un ejemplo cercano y luminoso que puede aportar mucho a los hombres. De él aprendemos el servicio, el amor verdadero, la entrega. Cada mes nos iremos fijando en un aspecto de este gran santo para aprender de él: obediencia de la fe y vida interior, paternidad, esponsalidad, laboriosidad, su patronazgo sobre la Iglesia universal...
-¿Tiene noticia de iniciativas similares?
-Sabemos que hay varias diócesis en Estados Unidos que están trabajando en este tema (como la de Phoenix). También tenemos noticia de la Comunidad del Enmanuel y de la diócesis de Frejùs-Toulon en Francia. Hemos contactado con algunas de estas iniciativas y nos han comunicado que los resultados son excelentes. Para elaborar nuestro proyecto hemos tenido presente la información que brindan en sus webs.
-¿Qué hace necesaria una iniciativa evangelizadora dedicada en particular a los hombres?
-Vivimos en un momento histórico en el que la ideología de género impone su dictadura por doquier, borrando la diferencia entre hombre y mujer. Le leo lo que decía recientemente el Papa Francisco: “La reciente hipótesis de reapertura del camino para la dignidad de la persona neutralizando radicalmente la diferencia sexual y por lo tanto el acuerdo del hombre y la mujer no es justa. En vez de combatir las interpretaciones negativas de la diferencia sexual, que mortifican su valencia irreductible para la dignidad humana, se quiere cancelar, de hecho, esta diferencia, proponiendo técnicas y prácticas que hacen que sea irrelevante para el desarrollo de la persona y de las relaciones humanas”.
-Y hay que contrarrestar esa tendencia...
-Queremos ayudar a profundizar en la común dignidad esencial entre hombre y mujer, y en la diferencia existente, querida por Dios desde la Creación para la complementariedad. Ante los cambios que se han producido en los últimos tiempos, nos parece particularmente necesario ayudar a los hombres a encontrar su lugar en esta sociedad y también en el seno de la familia.
-¿Por qué la apertura a hombres en todos los estados? Sacerdotes, casados, solteros, separados...
-Con este proyecto queremos proponer una reflexión profunda sobre la masculinidad que puede ayudar a los hombres de cualquier estado. La influencia de la ideología de género es tan grande que nos afecta a todos y puede crear desorientación en muchos.
-¿No es esto iniciar de una "guerra de sexos" en la Iglesia?
-Nada más lejos de nuestro propósito al comenzar este proyecto. Sería entrar en la dialéctica que propone la teoría de género. Pensar que ayudar a los hombres católicos a vivir su vocación es un atentado contra la mujer es un disparate. Potenciar que los hombres sean mejores hombres ayudará mucho a que las mujeres sean mejores mujeres; y viceversa: trabajar por que las mujeres sean mejores mujeres es un gran beneficio para los hombres, que serán mejores. De hecho el ejemplo que encontramos y proponemos en San José es de absoluto respeto y apoyo a la dignidad, vocación y misión de la mujer. Y como él, todos los modelos de varones que la Iglesia pone como verdaderos ejemplos.
-¿Quiénes podrían ser esos modelos?
-Hombres como San Enrique de Ossó, San Pedro Poveda, San Faustino Míguez han destacado precisamente por su defensa de la dignidad y la vocación de la mujer. Ningún hombre habría sido canonizado si no hubiera tratado bien a las mujeres. Por otra parte, es un gran logro que se subraye cada vez más la importancia de la mujer en la Iglesia. De manera especial los últimos Papas han querido poner de relieve esta realidad.
-¿Hay una relación entre la secularización de la sociedad y el alejamiento de los hombres?
-Tiene que ver con el alejamiento de los hombres, pero pienso que también con el alejamiento de las mujeres. En la medida en que se dificulta que la Iglesia haga presente a Jesucristo en nuestra sociedad, los hombres y las mujeres se encuentran más fácilmente a merced de ideologías que poco les aportan personalmente.
-En la presentación que están ustedes difundiendo se hace hincapié en la idea de "escalada", con su evocación del esfuerzo, del compañerismo, de la meta...
-Nos parece que el símil de la escalada ayuda mucho a transmitir ese anhelo por ser mejores hombres, por vivir en plenitud lo que Dios desde toda la eternidad ha soñado para nosotros. Es un gran reto que debemos afrontar. La Iglesia y la sociedad necesitan hombres fuertes, generosos que trabajen por hacer un mundo mejor, que contribuyan en la construcción de la tan deseada Civilización del Amor.